XXXIXL. Sólo sexo

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Jueves 10 de abril de 2014

[Punto de Vista Alice]

Me llevó hasta la barra donde un par de camareros se encargaban de atender los deseos de los asistentes a la fiesta. Estaba situada en una esquina del local, ligeramente apartada del resto, como si estuviera escondida. Supuse que por eso Louis no había soltado mi mano en ningún momento, consciente de que iban a ser muy pocas las miradas que, curiosas, se posaran en nosotros. Estábamos casi en completa oscuridad.

Pidió dos copas sin preguntarme qué quería y acto seguido se pegó por completo a mí. Pasó una mano por mi espalda, recorriéndola de arriba a abajo, hasta que sus dedos se anclaron al final de ésta. Sus ojos celestes me atravesaron y se hicieron los dueños de todos mis sentimientos y deseos. Incluso en la penumbra eran preciosos.

- En realidad, no quiero estar aquí -susurró, en mi oído-. Quiero que nos vayamos -me costó despegarme de su mirada pero lo hice. Cogí la copa y, emitiendo antes un suspiro, di un trago largo-. Alice, ¿dónde está el problema? -Preguntó, con amargura.

- Creía que te había quedado claro -respondí, sin querer mostrar demasiada molestia en la primera frase con la que me dirigía a él-. El problema es que no quiero compartirte con nadie.

Las yemas de sus dedos apretaron mi piel por encima de la tela de mis pantalones pero redujo la presión a los pocos segundos y me soltó, por completo, alejándose incluso de mí. Apoyó sus brazos en la barra y se inclinó hacia ésta, como si estuviese derrotado. Lo vi mirando al frente y supe que estaba preguntándose un sin fin de cosas.

- ¿Por qué has permitido esto? -Le escuché decir. Los ojos se me abrieron de forma exagerada y mi boca actuó al compás, incapaz de creer que estuviera echándome las culpas de algo que no había podido controlar. Me miró-. Dijimos que no íbamos a llegar a este punto. Establecimos lo que queríamos el uno del otro y me prometiste que estabas de acuerdo. Me prometiste que no ibas a sentir nada más allá d...

- ¡Oye! -Exclamé, acabando con algo que no quería escuchar-. No te estoy confesando amor eterno -escupí, enfadada-. Y en el caso de que lo hiciera, siento profundamente que no puedas entender que a las personas les pasen estas cosas. La gente se enamora, ¿sabes? Y no son criminales por ello. Por suerte o por desgracia no tengo un botón que me permita encender, apagar o regular lo que siento. Ha sucedido y punto -cogí la copa de nuevo y acabé con el contenido de ésta, amargándome por el sabor tan fuerte que tenía. La dejé sobre la barra de un golpe y dirigí una última mirada hacia el capullo que estaba a mi lado-. Diviértete.

Traté de dar un paso hacia el frente pero cogió mis manos con rapidez, impidiendo que mis intenciones se hiciera efectivas. Detuvo mis pasos colocándose en medio del camino que tenía pensado seguir y me impulsó hacia atrás hasta que mi espalda dio contra la barra.

- No quiero que esto acabe. No quiero dejar de verte.

- No lo hagas -respondí, secamente.

- Tampoco quiero dejar de ver a otras personas.

Había sido sincero. Me obligué a no venirme abajo después de ese nuevo bofetón de la realidad.

- ¿Las quieres ver más que a mí?

Alzó sus brazos hasta que sus manos se posaron en mi cara y la acarició con cariño.

- No -también había sido sincero en esa ocasión-, pero no quiero dejar de hacerlo.

- ¡Sólo porque estás asustado! Estás asustado porque tú también sientes algo -bajó la cabeza y escuché cómo se incrementaba el ritmo de su respiración-. Louis, mírame -cogí su cara y lo obligué a que lo hiciera-. Podemos ser tú y yo.

More than this | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now