XLVII. La decisión

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Domingo 20 de abril de 2014

[Punto de Vista Louis]

Apagué el despertador al segundo de que sonara, esperando que Alice no se hubiera percatado de ello. Lo dejé sobre la mesilla de nuevo y me giré lentamente hasta que conseguí observarla, tendida a mi lado. Como si fuese un sueño. Aún no tenía los ojos completamente abiertos y sin embargo conseguía verla con absoluta claridad. Ya sí la veía. Lo veía todo.

Desplacé mi cuerpo hasta quedar prácticamente sobre ella y posé mis labios sobre los suyos, cerrados en una fina línea. La besé tanto como mi conciencia me lo permitió. Muy despacio. Muy suave. Sin querer despertarla pero necesitando hacer aquello.

Mis caricias en su rostro fueron apenas un roce, pero existieron y yo las sentí como si estuviera haciéndola mía. De repente, todo entre nosotros me parecía aún más intenso de lo que siempre había sido. Y real. Muy real.

Su respiración se agitó ligeramente y aparté mi mano de ella, mordiéndome el labio inferior, esperando que sólo fuera a realizar un cambio de postura. Pero apretó los ojos con fuerza y comprendí que estaba ligeramente despierta. Me incliné hasta que quedé pegado a sus labios y los besé de nuevo.

- Es muy pronto -susurré-. Duerme, pequeña.

Me incorporé con cuidado de no hacer movimientos bruscos y giré mi cabeza una última vez antes de salir de la habitación en completa oscuridad. Eran las seis y media de la mañana y todo estaba en silencio en uno de los últimos domingos de ese mes que me parecía muy diferente a todos los que había vivido antes.

Caminé hasta la cocina, saqué un cartón de zumo de naranja de la nevera y dejé caer la bebida hasta que llené medio vaso de cristal con ella. Lo bebí de un trago, cogí un par de galletas que extraje de un paquete y salí de allí igual que había entrado. Pensando en Alice.

No tardé demasiado tiempo en preparar lo poco que aún tenía que preparar. Pasaría los siguientes cuatro días en Doncaster antes de volver a Londres para volar hacia Colombia, donde daría inicio la gira mundial. De qué forma soportaría la ausencia de Alice durante ésta era algo en lo que prefería no pensar.

Volví a la habitación antes de marcharme, aún con unos minutos de margen que poder derrochar viendo dormir a la persona que lo había cambiado todo en mí. Mi manera de ver las cosas, mi manera de sentir las cosas y mi manera de ser.

Me senté en la cama, dejando unos centímetros de distancia entre nosotros. Estuve tentado de encender la luz y poder de esa manera observarla como realmente quería observarla: sin nada que se interpusiera entre nosotros, mucho menos una oscuridad en la que ya no quería estar.

No pude evitar inclinarme de nuevo hacia su rostro y besar sus labios, con algo más de fuerza con que lo había hecho antes. Acaricié su cara con ternura cuando entendí que empezaba a despertarse.

Un sentimiento de culpa me reconcomió momentáneamente, al menos hasta que Alice me ofreció sus labios. Me correspondió de inmediato y mi pecho se hinchó de felicidad. Una felicidad pura, verdadera y hermosa. Como nunca la había sentido.

- ¿Me escribes cuando llegues? -Preguntó, con la voz ronca e incapaz de abrir sus ojos.

Sonreí.

- Sí. En cuanto llegue, será lo primero que haga, te lo prometo.

Pasó sus manos por mi pecho, subiéndolas por éste hasta que posó una de ellas en mi nuca. Me impulsó hacia ella sin demasiada fuerza pero con un deseo claro. No tardé en besarla de nuevo. Mis pulmones volvieron a llenarse de un aire hermoso, verdadero y puro.

More than this | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now