XLIV. ¿Por qué no podía dejarme sola?

8.3K 447 90
                                    

Viernes 18 de abril de 2014

[Punto de Vista Alice]

Apenas dormí tres horas y lo hice en el sofá. El eco de la voz de Louis entonando mi nombre como si no fuera capaz de detenerse permaneció en mi cabeza hasta que, finalmente, me levanté para ir a trabajar. Fue como soñar con él en todo momento sin estar dormida. Fue como sentirle a mi lado sin que lo estuviera. Fue desgarrador.

No tenía ni idea de cuánto tiempo había permanecido frente a la puerta de mi casa pidiéndome una oportunidad de entrar. Sé que su voz siguió resonando muchos minutos después de que le diera la negativa definitiva, pero pronto perdí la noción del tiempo. Me senté en el sofá, me abracé a mí misma y me limité a escuchar mi nombre saliendo de su garganta. Hasta que me quedé dormida.

Desperté poco después, y ya no estaba. Lloré. Lloré mucho. Seguí abrazándome a mí misma echando en falta sus abrazos, sus caricias, sus besos y su voz pronunciando mi nombre.

Aquel viernes, estaba aún más marchita de lo que había estado el día anterior y lo difícil que me iba a ser recuperarme de todo aquello, de sus abrazos, sus caricias, sus besos y su voz, me resultó una constatación innegable.

Ni siquiera sabía si debía ir a trabajar o no. No tenía ni la más remota idea de en qué lugar había quedado tras lo sucedido el día anterior, cuando Katherine abrió los ojos de manera forzada. Y tampoco estaba segura de querer descubrirlo. Quedarme sin empleo en una época tan convulsa de mi vida como la que estaba atravesando era algo que, directamente, no podría soportar. Quedarme sin lo único que conseguía hacer que me mantuviera distraída, aunque no fuera siempre de la mejor forma, terminaría por destruirme.

Y no quería ser destruida incluso aunque no hubiera en mí indicios de una recuperación. Ésta, tarde o temprano, tendría que llegar, y la esperaría con los brazos abiertos y una media sonrisa en mi cara.

Sólo media, pues nunca volvería a estar completa sin Louis.

Caminé por el asfalto mojado resguardándome de la lluvia y de los goterones que caían de lo más alto de los edificios. Una sensación de lo más variopinta estaba asentada en mi estómago y ni siquiera me había permitido desayunar con normalidad. Los nervios, junto al sueño y el cansancio que sentía, más el sentimiento de culpa por lo sucedido el día anterior, hacían que mi estado emocional pudiera calificarse como catástrofe.

Me detuve frente a la puerta de la librería, que ya estaba abierta, y por un momento me olvidé de la lluvia. Respiré profundamente un par de veces seguidas, cavilando con cuántas situaciones diferentes podía encontrarme una vez que abriera la puerta y esperando que ninguna de ellas desembocara en mi despido.

Era Katherine quien estaba en la tienda, aposentada tras el mostrador, apoyada en éste en un gesto evidente de agotamiento. Me mordí el labio mientras avanzaba lentamente hacia ella, sin saber qué pensar, qué decir o cómo actuar. Tragué saliva y cuando me disponía a hablar, alzó la cabeza.

- Buenos días, Alice.

- Buenos días -susurré, para después carraspear por el poco volumen que había adquirido mi voz.

¿Qué debía hacer a continuación? Me había detenido a unos pasos de donde se encontraba, pero entendí que requería mi presencia junto a ella para iniciar una conversación, así que me llené de valor y avancé. Nerviosa. Muy nerviosa.

- Katherine, yo... -traté de empezar.

Me miró de nuevo y exhibiendo una sonrisa que no guardaba ni un ápice de alegría, comenzó a mover su cabeza de un lado a otro, así que me callé.

More than this | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now