—Yo si leí el correo, solo que se me ha olvidado —cerré la carpeta y la afirme bajo mi ala.

—¿Y tú pandilla? ¿Catalina, y los demás? ¿No te han acordado esta mañana?

—No, no he cogido el móvil para ver si me han hablado. Pero bueno ya que estoy aquí iré por un café y me pondré a estudiar —señale el pasillo y la carpeta, y volteé para volver a mi recorrido —Nos vemos, Olguita.

—Nos vemos, Kevin, que tengas buen día.

Caminando a la cafetería, que ya debería de estar funcionando, volví a abrir la carpeta para ojearla nuevamente para revisar que tan extenso era lo que tenía que estudiar, pero antes de pasar la primera hoja, unas fuertes manos me tomaron del cortavientos y me empujaron contra los casilleros, haciendo que dejará escapar un quejido y soltará la carpeta con las hojas que se esparcieron por el piso.

Al abrí los ojos, Daniel me tenía aun sujeto, parecía no querer dejarme ir.

—Justo contigo quería hablar, rata de biblioteca —más que decir, me escupió las palabras.

—¿Puede ser rápido?, pues tengo que estudiar y mi 10 en historia está en el suelo —intente no sentirme intimidado por la presencia masculina que me tenía compra las casillas.

—Cállate, y escucha —dijo con misma potencia, a lo cual asentí relajado —Sé que fuiste tú y tu pandilla de raros los que me hicieron eso en la fiesta.

—¿De estás hablando gilipollas?

—No te hagas el idiota, he visto las grabaciones de mi casa, y las de mis vecinos, te he visto a ti y a los demás dando vueltas por mi casa cuando ocurrió todo.

—Pues ya era hora, creo que ya ha pasado casi dos meses o más —alce una ceja pensando en la fecha de lo ocurrido —, ¿en serio se te viene a ocurrir ahora revisar las cámaras?

—Te has metido en territorio peligroso Ramírez, y no saldrás ileso de esto, tal vez esta vez termines nuevamente en el hospital —dijo colocando sus dedos por debajo de mis costillas y deslizándolo.

—Quijanes —ambos miramos a nuestra derecha para ver a Alex, vestido con unos pantalones de tela color burdeo y un chaleco de hilo color negro, tenía su mochila colgando de su brazo derecho, y traía una cara de pocos amigos—, será mejor que dejes en paz a mi amigo y te pintes de colores, si no quieres ser tú el que termine en el hospital gracias a mí.

Alex empezó a caminar hacia nosotros, Daniel volvió a mirarme y se aguantó las ganas de golpearme.

—Me las pagarás, Kevin, ya verás —me soltó, y lo mire fríamente.

Daniel se alejó por el pasillo y se fue en dirección contraria a la mía. Alex lo dejo pasar y lo siguió con la mirada hasta que ya no se vio, se acercó a mí, y me ayudo a recoger los apuntes que estaban aún en el suelo.

—¿Te encuentras bien? —Alex me entregó las hojas que recogió y se acomodó la mochila.

—Claro, solo que me ha dado un susto, me ha pillado por sorpresa —guarde las hojas en la carpeta y está en la mochila, hasta llegar a la cafetería.

—Bueno, ¿que hacías con apuntes de historia?

—Se los he pedido al profesor Chester por el día que falte a su clase —Alex asintió.

—hablando de porquerías escolares... ¿ me podrías ayudar con química?, es que en verdad no lo pilló, por más que me esfuerzo, no logro comprender —bufo al parecer cansado con la materia.

—Pero si esta chupado, si quieres el fin de semana me paso por tu casa y te ayudo a estudiar —le di una palmada en el hombro y retome mi camino a la cafetería, dejando a Alex atrás.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Where stories live. Discover now