— Pisé mierda.

— ¿Qué decías sobre nuestro día? — Preguntó Mikey, todos estábamos conteniendo la risa.

— Ay ya, muéranse.

Gerard, sin recato alguno, soltó la inapropiada carcajada que todos estábamos reprimiendo, me sorprendía cómo podía ser tan alegre incluso en un día tan nefasto donde todo nos estaba saliendo mal. Gerard se volvió más admirable ese día cuando demostró que su alegría era inquebrantable, aun cuando estaba todo sucio de charco, sonreía e irradiaba luz.

Antes de llegar a mi casa, pasamos por el supermercado del cual les hablaba, una vez ahí, hice la tonta pregunta: « ¿Quieren ir a comprar las cosas de una vez o prefieren que nos sequemos y cambiemos primero?». Todos me miraron con cara de "¿Es en serio?", y me di cuenta de que mi pregunta fue realmente estúpida ¿Quién se iba a atrever a entrar a un lugar público luciendo como nosotros?... Bien, la pregunta no fue tan estúpida cuando Gerard dijo que era mejor comprar las cosas primero.

— ¿Nadie me acompañará? — Preguntó, incluso.

— Estás loco. — Respondimos al unísono.

— Bueno, chicos. Entonces aporten el dinero y yo compraré todo. — Eso hicimos, cada quien sacó cierta cantidad de su billetera y le entregamos todo a Gerard, el único que no sentía temor de las miradas de la gente.

— Te acompañaré. — Dijo Mikey al fin y al cabo.

Me di cuenta de cómo, al parecer, a Andy le pareció un poco incómoda la idea de quedarse solo con Patrick, Lindsey y yo, pues, en cuanto Mikey decidió acompañar a Gerard, él hizo lo mismo. Comenzaba a preguntarme si de verdad había arreglado sus asuntos con Patrick, porque muchas acciones del día me hicieron dudarlo.

Al final, nos quedamos nosotros tres afuera, esperando a los demás.

— ¿Entonces? — Patrick se dirigió a Lindsey. — ¿Cuándo le entregarás la carta?

— Ya no quiero hacerlo. — Se mostró distinta, débil y nerviosa, como si todo el rato que Gerard estuvo con nosotros, ella lo hubiese pasado reprimiendo todos esos nervios.

— ¿Por qué no? — Protesté.

— Es que este no es el día, no puedo hacerlo, Frankie... Todo ha salido mal hoy, eso certifica que si le entrego esa carta a Gerard, todo saldrá mal y no podría soportarlo, en serio que no.

— ¡Lindsey! — Replicó Patrick. — No seas así, llevas muchos días intentando entregarle la carta, ¡Tienes que hacerlo hoy! Quién sabe si a lo mejor es lo único que saldrá bien en el día ¿Sabes? ¿Recuerdas lo que te conté la otra vez? ¿Lo que pasó en el cumpleaños de Mikey cuando jugamos verdad o reto?

Me tensé inmediatamente, lo único que cruzó por mi mente fue el maldito reto de Bob cuando quiso que besara a Gerard.

— ¿Y si Gerard dijo eso cuando estaba ebrio? — Fue la respuesta de Lindsey.

— Disculpen... — Dije. — Me perdí ¿Qué dijo Gerard?

— Eso pasó luego de que te fuiste. — Me explica Patrick. — Le pregunté a Gerard si sería capaz de experimentar con mujeres y me dijo que sí, que últimamente su mente está "más abierta a todo"... Él antes no pensaba así, por eso supongo que ALGUIEN. — Señaló a Lindsey con la mirada. — Lo hizo cambiar de opinión.

— Oh... — Ni siquiera pude sonar más animado. Por alguna razón, me dolió. — Eso... Es una buena señal.

— ¿Tú crees? — Lindsey me miró directamente a los ojos, con esa mirada en busca de esperanzas, sus ojos cafés se clavaron directo en los míos, estaban brillantes, como si me suplicaran.

Path(po)etic; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora