Corazón frío como la piedra

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Hola a todos!!!!!

He vuelto de las profundidades de mi habitación, para regresar con un capítulo (extra largo) sólo para vosotros.

No he podido subir antes por varias razones:

1º) He estado ocupada con los exámenes (como seguramente habréis supuesto), cosa que me ha quitado bastante tiempo para escribir.

2º) Otra de las razones, ha sido que me ha costado volver a cogerle el ritmo a escribir. Porque me entretenía haciendo otras cosas, disfrutando de mi vida social ahora que tengo vacaciones etc. Cosa que va a hacer que el subir capítulos vaya algo irregular. Pero por todo lo demás… ¡Estoy lista y cargada de ideas!

Así que…. ¡Empecemos!

Capítulo: 43

—¿Estamos en, un parque de atracciones?

Estoy sorprendida. Todo el secretismo y el misterio eran para poder darme una sorpresa al traerme al parque de atracciones.

—Sí, así es. —Pasa uno de sus brazos por mis hombros, acercándome más a él—. He pensado que este sería un buen lugar para comenzar a entendernos. Ya sabes. Un lugar neutral.

—Ya, pero… ¿Un parque de atracciones? Algo muy poco romántico para tu plan de convertirte en el centro de mi universo.

Frunce el ceño, formándose una adorable arruga entre las cejas.

—Pensaba que no eras de esas chicas que quieren largos paseos por la playa, a la luz de la luna.

—Y tienes razón. No lo soy.

Separándome de él, camino en dirección a la entrada del parque. Pero me giro para verlo y grito:

—Yo soy más de las que se dan un chapuzón a la luz de la luna si tengo la oportunidad. Y únicamente con la ropa interior.

Con mi comentario pretendo picarlo un poco, para así divertirme a su costa; y lo consigo. Lo veo levantar las cejas hasta el nacimiento del pelo, sorprendiéndose, para luego reír a pleno pulmón.

Sigo avanzando a la entrada. Ian no tarda en alcanzarme. Posa su mano en la parte baja de mi espalda, para conducirme a una de las taquillas. La única abierta a decir verdad. El resto de taquillas —al igual que el solar—, se encuentran vacías.

Nos situamos en frente de la taquilla, donde una mujer de no más de 26 años se encuentra dentro, ofreciéndonos una radiante sonrisa. Su mirada está únicamente dirigida a Ian; a mí no me mira. Ni si quiera creo que sepa que me encuentro en frente de ella, con Ian a mi lado. Sólo tiene ojos para él. Parece ser otra de las muchas fans de Ian. Lo mira con adoración. Creo ver que, incluso de su boca, cae un hilillo de baba.

—Todo está listo Señor Berckley —dice con voz sensual.

Indudablemente ella está ligando con Ian; o al menos lo intenta. Porque simplemente le da un asentimiento de cabeza, para rápidamente dirigir su mirada a mí.

—¿Vamos dentro? —No dándome opción a elegir, vuelve a guiarme al interior del recinto.

Dejamos las taquillas y entramos, sin la necesidad de haber comprado una entrada. Otra de las cosas que también me extraña, es que por los alrededores no haya nadie, simplemente algunas personas del personal, con bermudas blancas y camisetas amarillas con el logo del parque. Pero a pesar de todo, las atracciones están en marcha y sonido musical de los altavoces a todo volumen.

Un toque de rockWhere stories live. Discover now