Juego de luces y sombras

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Capítulo: 22

Con paso firme, me dirigí a la siguiente clase; con Ian detrás de mí intentando seguirme el ritmo. Entro en el aula, y me siento en mi sitio con decisión, para encontrarme con la mirada de Miranda. Al verme, la primera emoción que expresó fue alivio –seguramente, al ver que estaba bien-, para después, cambiarla a una de enfado. Rápidamente se levantó de su asiento, agarró una silla cualquiera y se sentó a mi lado.

-¿Dónde has estado? –preguntó Miranda, nada más sentarse.  

Ignorándola dije-: Hola Miranda. Yo también me alegro de verte.

-No me vengas con evasivas. Estaba muy preocupada por ti, ¿dónde te habías metido?

Me disponía a contestarle, cuando en ese momento entró Ian con la respiración agitada –a causa de haberme intentado alcanzar-, pero con una sonrisa en la cara a pesar de todo. Ian escanea el lugar con la mirada, hasta encontrarme. Vuelve a sonreír. Comienza a andar en nuestra dirección, para luego sentarse en su asiento.

-Vaya, al final no te has perdido –dije con humor mientras me giraba para poder mirarle a la cara.

-Eso es porque tengo una guía excepcional.

-Idiota –murmuré lo suficiente alto, para que pudiera oírme, provocando que soltará una risilla.

Miranda miró a Ian, me miró a mí, y volvió a mirar a Ian. Juraría que llegué a escuchar, como los engranajes de la cabeza de Miranda estaban en movimiento, intentando entrelazar los hechos en su cabeza, y así poder llegar a alguna conclusión. Lástima, que cuando hacia eso, siempre acababa sacando conclusiones precipitadas.

Y no me equivocaba.

De pronto, a Miranda se le abrieron los ojos como platos, al haber llegado a algún tipo de conclusión extravagante. Se queda un rato en silencio, mirándome muy detenidamente, para luego agarrarme de la manga de la camiseta para acercarme más a ella y decirme entre susurros:

-Linnea, ¿qué ha pasado? –dijo con voz muy preocupada.

“Uh, que habrá pensado…”

-Tranquilízate Miranda. No ha pasado nada, de lo que estas pensando –dije poniendo énfasis en nada.

-¿Y cómo sabes en que estoy pensando?

-Porque te conozco, y sé que siempre sacas ideas que no son. Además, la expresión de tu cara lo dice todo.

-¿Y qué dice mi expresión?

-Pues ahora mismo tu expresión me está diciendo: Linnea, dime que no has ido detrás de un contenedor y has fo…

-¡Vale! ¡Vale! –me interrumpió, tapándome la boca-. Tampoco hace falta que lo digas tan alto.

-Sobre eso… -miré en dirección a Ian, para cerciorarme de que no nos hacía caso-. A partir de ahora, tendremos que tener más cuidado a la hora de hablar en las clases.

-¿Por qué?

Iba a contestarle, cuando la maestra entró por la puerta. Miranda se levantó y volvió a su asiento, al igual que el resto de alumnos. Pero no duramos mucho tiempo en nuestros asientos, ya que nos dijo que hoy íbamos a ver un video sobre “La Salud y la Enfermedad” en el auditorio.

“¿Ha alguien más le ha sonado el titulo del video, a algo que se diría en una boda?”

Todos salimos del aula armando escándalo; de tal forma, que la profesora tuvo que mandarnos callar varias veces. Entramos en el auditorio, que consistía en una sala bastante más grande que las aulas; con un proyector colgando del techo, apuntando hacia una pantalla.

Un toque de rockWhere stories live. Discover now