Una falsa Miranda

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Capítulo: 16

Como lentamente la gelatina que me había dado Ian. Sentía tantas mariposas en el estómago, que me temía que fuera a vomitar toda la gelatina.

“Sería un vomito rosáceo... Interesante”.

Perdonad ese pensamiento que acaba de pasar por mi mente, pero la mayoría suelen ser de ese estilo.

De vez en cuando echo una mirada a Ian. Él se encontraba distraído con la conversación que daban Miranda y Seth. Se le ve relajado. Parecía… normal. Parecía que solo era un chico más de instituto, y no en verdad, un hombre de veintiún años; cantante de un famosísimo grupo de rock.  Esa era la realidad, y no debía olvidarla.

El timbre suena, dando por finalizada la hora del almuerzo. Ian y Seth dejan sus bandejas y nos marchamos todos a la nuestra siguiente clase, E.F.

Durante todo el mes nos tocaba hacer cosas relacionadas con el baloncesto, y eso hicimos. Realizamos varios circuitos —en equipos— con las pelotas de baloncesto. A Miranda y a mí nos tocó en el mismo equipo, y ganamos la mayoría de circuitos. Disfrutaba las clases de E.F. El poder correr y moverme con tanta libertad me gustaba más, que el hecho de estar encerrada en una clase, dando alguna materia. Cuando acabamos, fuimos a al vestuario de las chicas a cambiarnos de ropa. Lugar en el que la mayoría de ellas aprovechaba para cotillear.

—¡Dios, es divino!

—Ya lo creo. El poder verlo corriendo por toda la pista… ¡me ha puesto a mil!

—A mí también. Todavía no puedo creerme que esté en nuestro instituto.

—Me encanta haber tenido la suerte de poder estar en la misma clase que Ian. —Esa voz tan melosa, sólo podía pertenecer a Jennifer—. Pero lo que más me gusta, son las cámaras de fotos y de televisión que hay siempre a la salida del instituto. No se vosotras chicas, pero yo, voy a aprovechar esta situación. Al. Máximo —dice, mientras se pone algo de brillo en los labios.

—¿Y cómo se supone que lo vas a hacer? —pregunta una de las chicas que rodeaban a Jennifer.

—¿Cómo crees tú? —le suelta Jennifer de golpe, haciendo que ésta, ligeramente se asustara—. Pienso camelármelo, y así hacerme famosa. Simplemente, con que esté junto a él en el momento en el que salga del instituto, las cámaras nos verán juntos. Pan comido. —Termina de ponerse el brillo de labios y lo dejo en su taquilla. Se mira en un pequeño espejo que tenía, se lanza un beso y sale del vestuario, con un gran sequito de chicas siguiéndola.

Golpeo la taquilla con mi cabeza—. Por favor, dime que no he oído, lo que acabo de oír —me quejo.

—Créetelo Linnea. Esa chica está cada vez más loca.

Ambas miramos la dirección que había tomado Jennifer.

—¿A caso eso es posible?

Levanto la cabeza para poder mirarla.

—Ya conoces a Jennifer. Con ella, cosas como esta son posibles. –Suelto una pequeña risa—. Venga, ¿estás lista?

—Sí.

—Pues entonces vámonos.

Agarro mis cosas y salimos de los vestuarios. Entramos en la clase, y nos sentamos cada una en nuestros asientos. Poco después, entró la profesora y dio comienzo a la clase. A los pocos minutos, recibo una nota de Ian.

Tenían razón cuando dijeron que eres muy rápida.

Le respondo de vuelta—. ¿Te he impresionado?

Un toque de rockWhere stories live. Discover now