Atraigo mis rodillas hacia mi pecho y las rodeo con mis brazos. Justo después, noto el brazo de Adrien rodeando mi cintura, lo que hace que de un respingo, pero no lo aparto, tan solo dejo que su mano se pose suavemente en mi costado.

Diez minutos después acaban los fuegos y comienzan a volar un montón de farolillos.

-Esto es la cosa más maravillosa que he visto nunca.-Susurro. Normalmente no soy tan "emotiva", pero es una de las mejores noches de mi vida.

***

Una hora después, a la una, todos tenemos hambre, así que echamos a suertes quien va a por comida, y le toca a Adrien.

Se dirije a un chiringuito que hay en el paseo marítimo, lejos de nuestra vista.

Pasa bastante rato y no vuelve y decido ir yo a buscarlo otra vez, aunque esta vez espero con toda mi alma que no me lo encuentre de forma tan comprometida.

Subo las escaleras que hay hacia el chiringuito, que está algo alejado de donde está todo el mundo. Empiezo a alejarme de la gente y a meterme por las calles nada transitadas y oscuras. Justo cuando estoy a punto de llegar al chiringuito, oigo unos ruidos bastante diferentes a los de antes en un callejón a mi derecha.

Asomo la cabeza disimuladamente y veo a Adrien junto con otros dos hombres. Al principio todo me parece normal, hasta que veo a uno de ellos sacar una navaja y al otro aprisionando a Adrien contra la pared agarrándolo por los hombros.

Ahogo un grito cuando veo que la navaja se dirije al cuello de Adri y le clava la punta ligeramente. Veo como la cara de Adrien se frunce en una expresión de dolor, y como intenta articular una frase dificilmente.

Antes de que pueda hacer nada normal, como llamar a la policía, que sería lo más normal, mi bocaza se abre y suelta un "¡Ey!" enfadado. Me llevo las manos a la boca intentando evitar lo inevitable.

Los hombres se giran hacia mí y puedo ver que tienen unos veinticinco años, y los ojos inyectados en sangre. Mierda de alcohol.

Mis piernas no reaccionan cuando uno de ellos (el de la navaja) se acerca a mí rápidamente, dejando al otro con Adrien. Me asía del brazo y tira de mí hacia dentro del callejón.

-Dame todo lo que tengas.-Dice tras pegarme a la pared justo al lado de Adri.

Llevo mi mano derecha hacia ni bolsillo trasero y saco de él mi móvil y mi dinero. Se lo doy y me vuelvo a colocar como al principio, con las manos tras la espalda y pegada a la pared.

¿Donde me he metido? No podía irme a avisar a la poli, no, tenía que gritarles.

-Esto no me parece suficiente.-Dice tras examinar el dinero con un tono de voz pastoso. Pega su cara a la mía y grita.-¿NO HAY MÁS?

Arrugo la cara al recibir el olor que emite su boca. Está bebido, definitivamente.

Niego con la cabeza.

Él suelta una especie de "ja". Levanta su navaja y la dirije a mi mejilla.

-Pues si no tienes más, lo lamento por ti...-Dice justo antes de acerme un pequeño corte. Suelto un grito de dolor y me tapa la boca.

-¡Déjala!-Grita Adrien, que sigue aprisionado por el otro.

-¿Quieres proteger a tu novia, no es así?-Pregunta el de la navaja, y tras eso suelta una carcajada.-Que valiente.

No sé si fue el miedo o qué, pero en ese momento mi rodilla se levanta y da directamente en la entrepierna de el hombre. Suelta un grito de dolor y se lleva las manos a su parte afectada, mientras yo aprovecho y le quito la navaja.

El otro está tan absorto que no ve como Adrien le propina un puñetazo en la mandíbula. Se tambalea y cae hacia atrás dando un fuerte estruendo contra el suelo.

Adri agarra mi mano y tira de mí para correr, pero justo el hombre de la navaja me agarra de la pierna y hace que caiga al suelo. Noto como la piel de mi rodilla se raspa y suelto un gruñido más bien alto.

Adrien se gira y le propina una patada en la cara, pero eso no pudo impedir que el hombre me quitara la navaja y me hiciera un corte en la pierna. Suelto un grito tremendamente fuerte, y Adrien le propina dos patadas más fuertes, como queriendo descargar su ira contra él.

-Agárrate.-Me dice. Se agacha y me levanta en el aire tomándome como a una dama en apuros. Rodeo su cuello con mis brazos y echa a correr sin ceder su agarre.

Todo empieza a volverse borroso, lo último que recuerdo es a Adrien metiéndome en un taxi, esta vez va detrás conmigo. Que tierno. Le daría un abrazo, pero estoy a punto de dormirme.

Mi pequeña fugaWhere stories live. Discover now