I (Diario del discípulo)

49 4 0
                                    

Creo que debería enfadarme contigo, querido Maestro, pero no estoy seguro de poder. Es posible que, en realidad, deba alegrarme de que hayas vuelto. Significa mucho para mí. De todos modos, no es de buena educación llegar sin avisar. ¿Y si yo hubiera estado ocupado? ¿Y si me hubieras cogido en un mal momento? Bueno, olvidemos lo ocurrido. Afortunadamente, yo estoy disponible para ti y, por lo que veo, tú también estás disponible para mí.

Será divertido volver a jugar juntos, como hicimos hace años.Será necesario advertirte, mi querido Maestro, de algunas cosas importantes. Llegado el momento, cuando te tenga ante mí, postrado, suplicando por tu miserable existencia, me gustará dejarte leer estas líneas para que entiendas todo lo que habrá ocurrido. Pero supongo que en ese instante de dolor y sufrimiento para ti, te resultará realmente difícil entender qué fuerzas ajenas a tu control te habrán llevado hasta ese punto. Y, claro, será importante empezar a explicarte todo desde el principio, de lo contrario no serás capaz de comprender la verdadera magnitud de mi obra. Allá voy.

Nunca, mi querido amigo, estuviste solo. Abandonaste la ciudad después de que yo te otorgara la libertad y, por qué no decirlo, te perdonara la vida. Te marchaste rápido, derrotado. Yo diría que hasta avergonzado. No tenías porqué. Hiciste un gran papel. Me enseñaste muchas cosas.Yo aprendí de ti, aprendí tanto y tan bien que te superé. Y tú no lo soportaste.Durante muchos años has vivido una vida anodina, aburrida, lejos de mí, lejos de tu ciudad.Pero yo sé, querido mío, que en tu cabeza siempre tuviste la idea de volver. Pero no volver por ti, ni volver por venganza, sino volver para completar el trabajo que dejaste a medias. Porque tú,Maestro, eres bueno. Eres la bondad personificada. Tú, amigo mío, te crees de verdad el salvador dela raza humana. Tú, sublime todopoderoso, eres una creación esencial de la madre Naturaleza, una pieza diseñada para realizar un papel. Tú eres fiel a tus sentimientos.

Crees que matando depurarás una raza en declive y actúas en consecuencia.Yo, sin embargo, mato por gusto. Mato por el placer de matar, de ver sufrir. Mato porque adoro jugar a ser Dios, arrebatar una vida, la que sea, sólo porque a mí me da la gana. Mato porque puedo. Mato porque, en el fondo, soy malo. Soy la maldad personificada. Yo no busco mejorar la raza. A mí me da igual la raza. Yo quiero hacer daño. Quiero sentir el poder, saber que una vida está en mis manos. Adoro ver cómo se deshace una persona cuando sabe que va a morir. Y lo hago lentamente, despacito, dejando que el pobre futuro cadáver sea consciente de lo que le está ocurriendo. Ya te contaré cómo lo hago. Tendrás ocasión de probarlo, amigo mío.

Y desearás una muerte rápida que no te concederé.Así que, como te decía, yo sé que has pasado todos estos años pensando en volver. Claro que quieres acabar conmigo. Al fin y al cabo todos tenemos nuestro pequeño orgullo. Pero quieres volver porque necesitas continuar tu labor. Y, durante todos estos años, en los que has estado dando vueltas a esa enferma cabeza tuya, yo te he estado observando a través de un agujero. Desde la lejanía, yo conocía cada uno de tus movimientos. Yo siempre he estado a tu lado, esperando.

Aveces dudé, pensé que jamás volverías. Pero, querido Maestro, al final se impuso la cordura en tu mente estropeada, y decidiste regresar.Y ahora aquí estamos los dos. Tú, tratando de llamar mi atención. Yo, que nunca desvié mi atención de ti. Va a ser divertido. Bienvenido, Maestro. Te estaba esperando.

Yo psicópata. El diario de un asesino IIWhere stories live. Discover now