- Hey, niña. Juega conmigo. Veré si utilizas trampas o no.

- Acepta -dijo Kakuzu.

Empezaron a jugar. Al principio Sakura parecía no tomárselo en serio. Claro que solo fingió. Esa mujer con la que estaba jugando se llamaba Tsunade Senju. La había investigado.

- Niña, juegas bien.

- Me gustaría decir lo mismo nee-san. Pero realmente juegas mal -dijo enseñando sus cartas. Sakura había ganado.

- Hum. Hasta ahora había permanecido invicta... Es la primera vez que me ganan en muchos años. Viejo, esta niña no ha utilizado trucos. Dale el dinero.

El viejo no tuvo más remedio que darle el dinero. Le dio un maletín con billetes.

- Muchas gracias nee-san. Ha sido una partida interesante. Había escuchado sobre ti antes. Una jugadora profesional de un pecho enorme que nunca ha perdido ni una sola partida.

- Pequeña -le llamó Kakuzu-. Tenemos que irnos.

- Hai. Espero que nos volvamos a ver Tsunade-nee-chan.

- Igualmente pequeña niña -dijo cerrando los ojos y tomando un largo trago a su botella de sake-. Tu nombre...

La niña y el adulto se habían ido de aquel lugar.

- Esa niña... Me hubiera gustado jugar con ella un poco más.

- Kakuzu, ¿cuánto?

- Tres millones de ryo. Mitad para cada uno -dijo-. Hoy has jugado bien.

- Gracias... Pero esa mujer...

- ¿Hay algún problema?

- No. Es solo que... Tenía el Byakugou.

- Esa marca por la que estas ahorrando chakra... Te quedaban 6 meses si no me equivoco.

- Sí, pronto despertaré ese gran poder.

- Mientras no pierdas el control de tu chakra esta bien.

Llegaron a la guarida. En la sala de estar, Kisame estaba en el sillón esperando con su espada, Samehada, en una de sus manos, y con la otra la acariciaba.

- ¡Kisame! -dijo la pequeña abrazando al hombre-tiburón malhumorado.

- ¿Dónde has estado? -le preguntó-. Sabes lo que opino acerca de que juegues a eso.

- Pero he ganado tres millones -dijo haciendo un puchero. Estaba un poco molesta ya que era un nuevo récord.

- ¿¡Tres millones!? -exclamó sorprendido.

- No solo eso. Le ha ganado a una veterana en el juego que había permanecido invicta durante años -dijo Kakuzu entrando en la sala aunque el entusiasmo no evitó que recibiera una mirada de odio de Kisame.

- Sakura, vete a tu habitación.

- Hai.

Sakura hizo lo que le ordenaron. En su habitación, se quitó la capa y los estuches de armas. Fue al baño y se duchó rápidamente. Se vistió con topa cómoda, volvió a ponerse su porta-kunais y fue a la cocina a por algo de comer.

Para su mala suerte, aunque Konan supiera cocinar, el resto con suerte sabían hacer un hueco frito que sea comestible.

- No entiendo como esos hombres han podido sobrevivir sin Konan -comentó Haku.

- No seas malo -le contestó mientras cogía unos utensilios-. Ellos han podido sobrevivir porque... Etto...

- No intentes defenderlos si no sabes ni siquiera como hacerlo -le dijo-. ¿Omurice?

- Omurice.

Sakura se preparó su comida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sakura se preparó su comida. Siempre le quedaba bien, el resto de Akatsuki no sabía como siempre todo lo que cocinaba se veía terriblemente apetitoso.

- Itadakimasu.

Comió y limpió los trastos usados. Volvió a su habitación y tomó un libro de su estantería. Contaba con muchos libros a su disposición, entre ellos su favorito, Sabaku no Sakura. Le encantaba ese libro. Sobretodo por el título. No podía evitar extrañar a aquel niño que conoció en su infancia cuando fue a aquella misión.

- Gaa-kun... Desearía verte... -dijo sin percatarse de la presencia de Itachi quién estaba al otro lado de la puerta anulando su chakra-. En fin... supongo que ya me habrá olvidado.

Itachi suspiró al otro lado de la puerta. Sabía lo que era añorar algo y no le gustaba esa sensación.

- Sakura, ¿esta es la vida que deseas llevar? -le preguntó Haku.

- ¿Por qué dices eso? -preguntó extrañada.

- ¿Eres feliz? -preguntó directamente-. Eres humana. Sus vidas son cortas. Aunque tú mueras yo no moriré... Viviré eternamente pero tú no eres así. Los humanos morís rápido. Quiero que vivas al máximo los pocos años de vida que tienes. Quiero que seas feliz y que no vivas en miseria ni envuelta en tristeza.

- Haku-kun... Gracias por preocuparte. Pero vivo feliz, me gusta mi nueva vida. Se a que se dedica Akatsuki pero no voy a abandonar esta vida. A mi me gusta.

- Bien... Solo quiero decirte que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase, hagas lo que hagas.

- Hasta el fín de nuestras vidas.

- Exacto -le contestó.

- Nada podría ir mal -dijo Sakura.

En Suna, las cosas estaban yendo muy mal. Demasiado mal.

- ¡Es un monstruo! -gritó alguien aterrado.

- ¡Devuelvemelo! -le gritó Gaara.

- ¡Toma tu estúpido colgante! -gritó lanzándole lo que pedía su hermano.

Gaara lo tomó al vuelo y lo miró con cariño y nostalgia. La población le miraba con terror.

- Mocoso -le llamó Shukaku.

- Me da igual que me odien... Mientras que ella no me odie, no me importa que ellos lo hagan.

- No me refiero a eso. Estás destrozando tu casa. Controla tu poder o ella se enfadara. Han pasado tres años desde que te dijo que intentaras controlarlo.

- Lo se, lo se -dijo calmándose-. Me pregunto si nuestros caminos se volverán a cruzar.

- Lo harán, tengo una corazonada...

El Cerezo De AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora