Ichibi

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A la mañana siguiente, Sakura, Deidara y Sasori ya estaban preparados para salir. Apenas alcanzaban ver a tres metros más lejos. La luz del sol aún no se podía apreciar y la luz de las estrellas y la luna se estaban extinguiendo. 

Los Akatuski estaban corriendo a un a gran velocidad. Debían correr más rápido de lo que corre la luz del Sol, querían contar con el factor sorpresa. Tenían poco tiempo para actuar y que Sakura se infiltrará allí.

- ¿Realmente hace falta causar un gran revuelo? -preguntó la pequeña.

- No. Basta con asustar a los guardias y que centren nuestra vista en nosotros. Como no llevas capa y no eres conocida no sospecharan nada.

- Esta bien. ¿Crees que podré hacerlo?

- Confiamos en que lo hagas -le contestó Sasori-. Estamos a pocos metros de Suna. ¿Lista?

- Hai.

Deidara hizo unas de sus figuras y la hizo explotar cerca del despacho del Kazekage alertando a todos los que había cerca y a los guardias. Mientras, Sasori llevaba a Sakura sobre su marioneta. Estaba dentro. Ahora solo debían causar un gran revuelo.

Pasaron unos minutos y la muralla de Suna había sido destruida por Deidara. Sasori se limitaba a observar su aldea en busca de una pequeña encapuchada.

- ¿Ya esta?

- Ya esta. Nos retiramos.

Desaparecieron dejando leves daños a Suna. La gente estaba alborotada.

- ¡Todo es por su culpa! -dijo un hombre-. ¡Ellos le buscan a él!

Una muchedumbre de gente se estaba agrupando alrededor de un niño pelirrojo. Este pequeño estaba asustado. La gente le miraba con odio, le gritaba y algunos le tiraban piedras pero la arena le protegía de cualquier dolor físico.

- ¡Monstruo!

- ¡Muere bastardo!

- ¡Hijo de-!

La muchedumbre se calmó cuando vieron que por primera vez alguien se acercaba al pelirrojo sin miedo, sin odio y con curiosidad.

- ¿Por qué le hacen daño? Es un niño normal -dijo.

- ¡Aléjate pequeña!

- ¡Te va a matar!

- ¿Él? -dijo mirando al niño que agarraba fuertemente sus pantalones intentando aguantar las ganas de llorar-. No sería capaz de matar a nadie -dijo con una sonrisa-. Mi nombre es Sakura... Etto... ¿Quieres ser mi amigo? -le propuso.

- ¡Es peligroso!

- ¡Silencio! -gritó-. Él no es capaz de matar. Pero... A mí no me importaría mancharme las manos. Los únicos monstruos aquí sois vosotros. No sois capaz de ver al maravilloso niño que tenéis delante.

- ¡Esa niña es como él! ¡Es un monstruo!

Prepararon piedras para tirárselas pero la arena manejada por Haku detuvo cada una de las piedras que iban dirigidas a ellos. Les miraban con terror en sus ojos, Sakura les dejó petrificados. Una niña tan pequeña e "inocente" les plantó cara a todos esos que estaban en contra del pelirrojo.

- ¿Cuál es tu nombre pelirrojo-san?

- ¿No me tienes miedo? Deberías hacer lo que ellos dicen... Estando conmigo... Solo saldrás herida...

- No.

- ¿Eh? -dijo mirando con asombro a la niña quién se había quitado la capucha y había dejado ver su cabellera rosa.

El Cerezo De AkatsukiOnde as histórias ganham vida. Descobre agora