Caminaba por los pasillos de la escuela algo apurada, pues ya casi era hora de que comenzaran las clases y no llegaría a tiempo. Me estaba costando horrores caminar por los libros en las manos y cuando intenté doblar el pasillo con rapidez, terminé tropezando y cayendo al suelo como toda una idiota.
–¿estás bien?–Belch apareció y me miró preocupado.
–Sí sí, solo me tropecé. Nada de otro mundo viniendo de mi.–le dediqué una sonrisa.
El chico me ayudó a juntar los libros y los llevó hasta mi locker. Como era muy tarde, decidí no ir a clases.
"mejor nunca que tarde"
Sabias palabras de Bowers.
–¿y Victor?–preguntó Belch mientras nos sentábamos en el pasillo de la escuela.
–No quiere venir a clases, dice que son una estupidez.–suspiré–. Ya me cansé de hablarle, así que dejo que haga lo que quiera.–
–Sé que es mi amigo y de verdad lo quiero mucho pero... realmente no estoy seguro de que él te merezca. Son demasiado diferentes, en todos los aspectos que se te ocurran. Creo que si sigues con él, te llevará por el mal camino.–
–Es verdad que Victor es un rebelde sin causa, perezoso, explosivo y demasiado irritante a veces. En más de una ocasión pensé en terminar con él y-
La puerta que daba al exterior de la escuela se estampó de golpe, dándome un buen susto.
–Eso fue raro...–sacudí levemente la cabeza–. Como te estaba diciendo, más de una vez pensé en dejarlo pero luego lo miro fijamente y... Puedo notar que el amor que él me tiene y el que yo le tengo a él, va mucho más allá que las inseguridades que tengo.–sonreí–. Lo amo, Belch. Amo a ese enojón y no soportaría estar ni un solo día sin tenerlo encima fastidiando o sin ayudarlo a arreglar las cagadas que hace.–
El chico rió mientras se ponía de pie.
–Guau, de verdad lo quieres.–asentí sonriente–. Bueno, entonces suerte con ese demente. Nos vemos luego ¿si? Intenta no volver a caerte por ahí.–
El chico se fue, dejándome con una sonrisa en el rostro. Definitivamente debía encontrar a Victor.
°•°
Salí de la escuela rumbo a la casa del rubio donde, para mi sorpresa, no había nadie. Después de aquella charla con Belch tenía tanta ganas de hablar con Victor que decidí esperarlo, por lo que me senté bajo el gran árbol del patio. Tras unos minutos, sentí como el cansancio del día comenzaba a ganarme y terminé cerrando los ojos un minuto.
°•°
–Hey, ____... Despierta ¿qué haces aquí?–abrí los ojos para encontrarme con Victor.
–Estaba... Esperándote.–tallé mis ojos–. ¿Dónde estabas?–
–Eso no te incumbe.–apartó la mirada antes de ponerse de pie–. Tengo cosas que hacer, deberías irte.–comenzó a caminar hacia la casa.
–¿qué te sucede? Estás más gruñón que de costumbre.–bromeé, pero de todas formas me preocupaba su actitud.
–¿por qué será? ¡Oh, ya sé! tal vez por "Victor no te merece, te llevará por el mal camino". Y si no es por eso también podría ser por "Victor es un rebelde, explosivo e irritante. Voy a terminar con él. Ya no lo amo".–soltó con ira imitando mi voz y la de Belch.
–Yo nunca dije que no te amaba. Espera... tú fuiste el que hizo aquel ruido ¿Estabas... espiándome?–
–¿¡a quién le importa eso!?–elevó sus brazos–. ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué no me dijiste que no me querías?–su voz comenzaba a quebrarse–. Si tanto te molesto, vete con Belch. Él no es un "violento bueno para nada"–
Me puse de pie y lo miré por unos segundos antes de hablar.
–Tienes la costumbre de decir estupideces, pero eso que acabas de decir... Es la mayor mierda de la historia.–me acerqué a él–. Si no hubieses sido un enojón impaciente, podrías haber terminado de escuchar lo que dije sobre ti.–quise posar mi mano en su mejilla, pero Victor se apartó–. ¿Quieres escuchar lo que dije después sobre ti?–el chico asintió de una forma tan tierna que no pude evitar sonreír–. Que te amo, sin importar lo idiota que seas a veces. Amo tu sonrisa, amo tus ojitos achicándose cuando miras al sol, amo tus rabietas, amo tu emoción al comer alguno de los pasteles que hago para ti... te amo, Victor Criss.–
El chico sonrió ampliamente, llevando sus manos a mis mejillas.
–Entonces... ¿No te gusta Belch?–
–¿qué? ¡No!–reí–. A mí sólo me gusta un rubio enojón.–
–O sea que te gusta Henry...–enarqué una ceja–. Es broma, es broma.–
Ambos reímos mientras nos acercábamos cada vez más, para luego unir nuestros labios en un profundo beso.
–Te amo, torpe.–soltó Victor acariciando mis mejillas.
–Y yo a ti, enojón.–besé su nariz–. Espera... ¿Torpe? ¿Acaso me viste cuando me caí?–Victor rió, ganándose un golpe de mi parte.
–Pues sí, pero cuando estaba por ir a ayudarte, Belch apareció y bueno, el resto ya lo sabes.–
–Eres terrible...–exclamé sonriente.
–Así me amas.–
–Y mucho...–volví a besarlo antes de abrazarlo.
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