Un grupo de chicos se reían y me señalaban sin disimular ni un poco. Ya cansado de tanta dolorosa humillación, me senté en las gradas a mirar como todos bailaban y se divertían.
Genial, esto me hace sentir mucho peor.
La gente al pasar me miraba con ¿miedo? ¿sorpresa? ¿desagrado? Sea lo que sea, dolía demasiado. Comenzaba a pensar en irme del baile cuando una chica bastante bonita se acercó y se sentó a mi lado.
–Hola.–soltó algo avergonzada antes de dedicarme una dulce sonrisa.
–Hola...–
–¿por qué tan solo? ¿Y tus amigos?–
–Pues...–señalé hacia la pista, donde mis amigos bailaban a gusto.
–Oh, ya veo... ¿Tú no bailas?–
–No tengo pareja...–
–Pero hace unos minutos Sophia te había invitado a bailar.–
–Comenzó a hacerme preguntas sobre lo que sucedió en el lago. Me negué a responder y... me botó.–fruncí los labios.
–Oh, ya veo... no le tomes importancia, es una cabeza hueca... ¿Quieres bailar conmigo?–la miré rápidamente–. Estoy sola, estás solo, pues... Estemos solos juntos.–sonrió–. Prometo no hacer preguntas ni molestarte... ¿vamos?–
Tomó mi mano mientras se ponía de pie.
–¿cómo te llamas? Ni siquiera sé tu nombre.–
–Soy ____.–sonrió–. Y tú eres Will, el-
–Chico zombi.–apretó mi mano suavemente.
–El chico que superó la muerte.–
No pude evitar sonreír. ____ me guió hasta el centro de la pista, esquivando la multitud de chicos que se agrupaba en el lugar. Al encontrar un hueco despejado y detenernos, me daba un poco de vergüenza poner mis manos en la cintura de la chica, quien pareció notarlo. ____ sonrió y tomó mis manos, para luego posarlas en su cintura.
–Vamos, Will. Que no te dé pena.–
Comenzamos a bailar de forma lenta, siguiendo el ritmo de la música. Miraba fijamente los ojos de ____, los cuales brillaban de una forma casi angelical.
–¿tengo algo en la cara?–preguntó risueña.
–No, sólo... No puedo creer que esté bailando con una chica tan bonita como tú.–
El rostro de la chica se tornó totalmente rojo.
–Gracias...–sonrió tiernamente.
Bailamos un rato más hasta que las luces bajaron y la música se puso más lenta. Volteé a los lados y veía como todos los chicos comenzaban a acercarse más entre ellos. Estaba algo distraído, cuando sentí que ____ acortaba la distancia entre nosotros, llevando sus manos a mi cuello.
–¿te molesta?–negué repetidas veces, ____ sonrió.
Los dedos de la chica jugaban con mi cabello, causándome una extraña sensación en el estómago.
–Te vez muy tierno nervioso.–rió–. Y te sudan las manos...–
Rápidamente llevé mis manos al pantalón y las fregué nervioso.
–¡L-lo siento!–
La chica tomó mi rostro y plantó un beso muy cerca de mis labios, lo cual fue más que suficiente para revolucionar mi cabeza.
–Eres de otro mundo.–rió–. Me gusta eso, creo... creo que tú me gustas.–
Era la primer vez que alguien me decía algo de ese estilo y no me sentía un raro, me sentía... Único. Creo que después de todo este tiempo, al fin encontré a alguien que toma mi rareza como algo bueno.
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