Victor

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Volveremos a Derry.

Aquellas 3 palabras dichas por mi madre me dieron una alegría que no me cabía en el cuerpo.
Mi hermano Jack nació con una grave enfermedad y por falta de la atención médica necesaria para su problema, tuvimos que irnos de Derry. Pero ahora las cosas cambiaron, mi hermano estaba curado casi en su totalidad y mis padres decidieron volver a la tranquila vida en Derry.
A pesar de que me había ido del pueblo hace más de 5 años, recordaba perfectamente cada rincón del lugar. Sus tiendas, su gente, sus celebraciones... Todo seguía latente en mi mente.
Y cómo olvidar a mis amigos.
No tenía muchos a decir verdad, solo 4, pero eran suficientes para mi.
Todo el viaje a Derry pensaba y pensaba cómo me presentaría frente a ellos.

¿me recordarían? ¿todavía me consideran su amiga?

Esas preguntas me comían la cabeza.
Había cambiado bastante en estos años, tanto física como psicológicamente. Pero no, ellos no podrían haberse olvidado de su amiga, era imposible.

°•°

Apenas llegué al pueblo, corrí a la escuela. Ya casi eran las 5, las clases estaban por terminar. Busqué una y otra vez con la vista a mis amigos, mentalizando sus apariencias y tratando de reconocerlos. No tardé mucho en encontrar a cierto grandulón.

–¡Belch!–grité lanzándome sobre el chico, dándole un susto de muerte. 

–¿____? ¿eres tú?–me miró atentamente–. ¡claro que eres tú!-me abrazó hasta quitarme el aire–. Se te echó mucho de menos por aquí, enana.–

–Por eso he vuelto.–sonreí–. ¿dónde están los demás?–miré a todos lados, el rostro de Belch se ensombreció.

–Es... Una larga historia. Deberíamos... Deberíamos ir a ver a Vic, esta en detención por molestar en clases.–asenti algo confundida por su cambio repentino de semblante.

Apenas entramos en la escuela, una lluvia de recuerdos me invadió. Ese extraño aroma a antiguo que desprendía el lugar me encantaba.

–Ya llegamos.–la voz de Belch me hizo bajar de la burbuja–. Entra tú primero, Vic estará feliz de verte.–sonrió débilmente.

Todo este misterio comenzaba a asustarme pero no quería preocuparme por tonterías, ellos me dirían lo que estaba sucediendo.
Abrí la puerta lentamente mientras recordaba al pequeño Vic que jugaba conmigo, siempre sonriente.
Era con el que mejor me llevaba después de Belch, hasta llegué a tomarle un cariño especial. Ese rubio cabello y esa sonrisa tan peculiar siempre me habían encantado, pero nunca le confesé mi amor por miedo al rechazo.
Aparté todos esos recuerdos al ver aquella rubia cabellera. Ese pequeño niño feliz que recordaba había desaparecido, ahora... Solo había un adolescente con cara de pocos amigos recostado sobre un pupitre.

–¿te perdiste? Porque no creo que una chica con ese aspecto esté castigada.–soltó mirándome vagamente.

–¿así tratas a tus amigos, Victor Criss? Comienzo a arrepentirme de haber vuelto.–solté dando unos pasos hacia él.

El rubio se acomodó mejor en la silla y volteó a verme, esta vez más detalladamente.
Su mirada fija me intimidaba bastante, no sabía qué cosas cruzaban por su cabeza.

–____...–susurró acercándose a mi lentamente–. Estás aquí...–

–Pues... Sí. No tienes idea de-

Antes de poder terminar, sentí como sus brazos me rodeaban en un cálido abrazo, no tardé en corresponderle.
Estuvimos unos segundos más abrazados, sin decir nada, hasta que Vic se separó de mi, sonriente.
Mi corazón bombeaba con fuerza al volver a ver esa sonrisa, hasta ahora no sabía lo mucho que la había extrañado.

~° One shots y otras cosas de "IT"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora