Stanley

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Dedicado a ClauPhantomhive.

°•°

—Hola, señora Uris. ¿Está Stanley? Dijo que hoy le quitarían las vendas y vine a ver cómo se encuentra.—

—Está en su cuarto, pero no quiere que nadie lo visite. Armó una gran escena en el hospital, no le gustaron cómo se veían sus heridas. Tal vez... deberías darle algo de tiempo.—asentí algo preocupada.

°•°

Ya habían pasado tres semanas desde el accidente con Eso y Stan era el que más afectado había quedado. Me mataba verlo tan mal y no poder hacer nada.

—¿cree que... al menos puedo hablarle?—

—No sé, querida. Ni siquiera quiere abrir la puerta.—

—Le hablaré desde el otro lado si es necesario, por favor...—

La señora lo pensó unos segundos y me dio espacio para entrar a la casa.

°•°

Caminé hasta la habitación de Stan y toqué la puerta.

—Stanny, soy yo ¿Puedo pasar?—

—Vete, ____. No quiero que me veas, estoy horrible. Mi rostro esta... espantoso.—

—No puede ser para tanto, sólo tenías vendado alrededor de tu rostro. No exageres.—me apoyé sobre la puerta.

—¡no exagero! No pienso salir de este cuarto. Preferiría estar muerto...—eso último lo dijo por lo bajo, pero llegué a escucharlo.

—¡ábreme la puerta, Uris!—exclamé molesta golpeando la puerta—. ¡Abre!—

El chico no dijo nada más, por lo que entendí que no pretendía abrir la puerta.
Muy enojada por sus palabras y actitudes, me dirigí hasta la cocina y busqué en uno de los cajones una copia de la llave del cuarto de Stan.

—¿qué pasó, querida?—

—Voy a decirle algunas cosas serias a Stanley... cara a cara. Así que espero que no me detenga, señora.—creo que la mujer notó que hablaba en serio porque sólo asintió.

Al encontrar la llave, volví a la puerta y la abrí de golpe, tomando por sorpresa a Stan que estaba sentado en el escritorio escribiendo algunas cosas.

—¿¡pero qué-

Stan trató de tapar su rostro, pero tomé sus manos y las bajé, viendo unas insignificantes marcas alrededor de su rostro.

—Te dije que eran horribles...—

—No hablas en serio ¿verdad?—comenzaba a irritarme un poco—. Stanley, no son nada, ni siquiera se notan.—

—Claro que se notan, son un asco.—masajeé mi frente tratando de conservar la paciencia.

—NO... SON... NA-DA. Eres increíble, Stanley. Eddie terminó con el brazo quebrado, Ben con todo el estómago cortado y Bill perdió a su hermano ¡y tú te quejas por unas malditas marcas!—

El chico sólo apartó la mirada.
Conté hasta 5 internamente, tratando de calmarme.

—Escucha, Stan.—tomé su rostro y lo obligué a mirarme—. Eres muy afortunado de estar aquí, YO soy afortunada de tenerte aquí. Mientras tú te quejas de unas estúpidas cicatrices, yo agradezco que las tengas ahora y no tener que llorarte en un cementerio. Así que por favor... Deja de llorar como un bebé.—Stan sonrió de lado.

—Son lágrimas de hombre.—

—Claro, lo que tú digas.—

Ambos reímos, volviendo la situación un poco más relajada.

—Entonces ¿no te parecen... horrendas?—sonreí.

Llevé mis manos a sus mejillas y comencé a besar cada una de sus cicatrices, dejando para el final la que estaba más cerca de sus labios.

—T-te faltó una...—soltó avergonzado.

Me acerqué a su rostro y rompí la distancia que había entre nosotros, plantando un beso sobre sus labios.
Al separarnos, besé la última cicatriz.

—Unas simples cicatrices no harán que deje de quererte, es más, cada vez que las vea me voy a ver obligada a besarlas.—

—Bueno... al menos puedo sacarles un buen provecho.—

Revolví esos rizos que tanto me gustaban y besé una última vez su mejilla.

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~° One shots y otras cosas de "IT"Where stories live. Discover now