Nueva vida

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Una vez que el tiempo en el que Viktor tenía que quedarse en el hospital concluyó, Yuuri y sus hijos fueron los encargados de llevarlo a casa

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Una vez que el tiempo en el que Viktor tenía que quedarse en el hospital concluyó, Yuuri y sus hijos fueron los encargados de llevarlo a casa.

Al llegar allí, los niños corrieron a ver a los perros, quienes siempre ladraban ansiosos al momento de escuchar los pasos de sus amos.

Era cierto que el ruso había pasado los días previos al enfrentamiento con Yakov en aquella mansión, sin embargo, volver sosteniendo la mano de su amado esposo le hizo sentir aquella calidez hogareña que había olvidado.

La residencia estaba completamente reluciente gracias al "servicio de limpieza" que envió Minami. Una vez que este se aseguró de que Guang Hong, Viktor, Yuuri y todos sus nuevos amigos estarían bien, el líder yakuza se despidió para retomar sus deberes y obligaciones, aunque con la promesa de ir a visitarlos constantemente. Por su parte, el joven líder chino optó por permanecer en Japón un mes más para asegurarse de que no hubiera más desagradables sorpresas. Los esposos le ofrecieron quedarse en su hogar como agradecimiento, lo cual fue aceptado por Guang Hong.

Chris había estado bastante preocupado pensando en su futuro, después de todo, él no tenía otro lugar al que ir; la bratva de Yakov había sido su hogar desde que ingresó a ella. Yuuri y Viktor no le dieron siquiera una oportunidad para que pensara en otra opción; el suizo viviría con ellos. Chris no quería ser una molestia o una carga, sin embargo, las órdenes de su amigo, del japonés y de los niños fueron claras.

—¡Y una mierda! ¡Tú no te vas a vivir a ningún otro lado! —A pesar de la poca suavidad de aquellas palabras, Chris sabía que esa era la forma de su amigo para demostrar cariño.

—Es cierto, Chris. —Como siempre, Yuuri tenía la sutileza que a Viktor le faltaba—. Arriesgaste tu vida por nosotros. Además, tú eres parte de nuestra familia.

—Nosotros no queremos que te vayas, tío. —Otabek, quien fue él que habló, y Yurio se acercaron al sillón donde el suizo estaba sentado para acomodarse uno a cada lado.

—Tú fuiste uno de los que nos salvaron. Además, nosotros te queremos mucho. No nos dejes, tío Chris —dijo el pequeño rubio en tono de súplica.

¿Quién rayos podía discutirle a una familia así? Por otro lado, él mismo había aprendido a amar al esposo y a los hijos de su casi hermano.

—No sé quién podría resistirse a la carita de estos dos niños. —A pesar del tono derrotado que utilizó, Chris sonrió antes de abrazar a los niños que estaban a su lado—. Ustedes ganan.

Yurio y Otabek celebraron victoriosos y le devolvieron el abrazo a su tío.

Viktor miró a Seung-Gil, quien estaba sentado un poco más lejos, y, en cuanto este se encontró con su mirada, el ruso lo apuntó con el dedo.

—Eso también va para ti. Tengo claro que tu único hogar era esa puta organización. Sé que está tu mansión en Santorini, pero no lo llamo hogar, ya que estás solo allí. Me niego a que alguien a quien he aprendido a querer como otro miembro de mi familia se aleje.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora