Death's Diary (Victuuri) [Terminada]

Por Yuuri

La información que Seung-Gil le había proporcionado resultó ser vital para llevar a cabo el plan que, al fin, lograría que uno de los mayores peligros para Yuuri y los niños desapareciera. El caso de Taiwán indicaba que una mujer había muerto tras comer camarones con algún producto de naranja. La vitamina C hacía que el arsénico natural que traen los mariscos, en especial los denominados "soft-shell", aumentara a una dosis letal. Viktor había dudado de dicho caso desde el principio. En primer lugar, los síntomas de la mujer fueron muy diferentes a los de una persona que hubiera ingerido una dosis mortal de arsénico. En segundo lugar, muchas personas ya habrían muerto si bastara con comer camarones con algún cítrico como aderezo. Y, en tercer lugar, por muy cierto que sea el hecho de que la vitamina C hace reaccionar y aumentar un poco el arsénico, el cuerpo humano está más que preparado para deshacerse de aquel compuesto a través de la orina. Por esa razón, no había dudado de las palabras del surcoreano. Si quería que su plan funcionara tendría que agregar arsénico inorgánico y aumentar la cantidad de vitamina C. Tras su investigación descubrió que, entre los alimentos con más vitamina C se encontraban la guayaba, el chile picante y el pimiento rojo, sin embargo, no se podía dejar fuera a la naranja.

El plan era simple. Lo primero que debía lograr era que todos los invitados bebieran una buena cantidad de vitamina C. Para eso, ya tenía escogidos los cócteles que se servirían como aperitivo. En su lista estaba el Martini Bitter, la mimosa, el whisky sour, el serena pasión y el agua de Valencia. Los cinco tragos contenían una cantidad importante de jugo de naranja; eso bastaría para que, al momento de la cena, sus invitados ya tuvieran una dosis considerable de vitamina C en el cuerpo. Sin duda, el momento más incierto para Viktor y Chris sería cuando sirvieran los platos. No tendrían más opción que confiar al cien por ciento en que los cocineros no les pondrían arsénico inorgánico a ellos o que los garzones no los confundirían. De alguna forma, tendrían que diferenciar las dos porciones de ellos de los demás platos. Honestamente, Viktor detestaba no tener el control total sobre el plan que él mismo había armado, pero, en esta ocasión no había absolutamente nada que hacer.

Cuando llegaron a la mansión Katsuki y se encontraron con los niños, Chris esperaba una nueva frase burlesca o alguna broma del pequeño rubio mientras su hermano lo apoyaba. Por lo que, al ser recibido con ambos niños abrazándolo y diciéndole tío, quedó completamente anonadado.

Viktor observó la escena con una sonrisa en su rostro. Entendía a su amigo a la perfección, pues él mismo había pasado por algo similar hace poco tiempo. Para las personas como Christophe o como él, que estaban acostumbrados a lo peor y más cruel del mundo, les era raro recibir tanto cariño honesto y sincero. Por la cruel vida a la que estaban acostumbrados, lo primero que pensaban es que había segundas intenciones tras las muestras de afecto. Sin embargo, era maravilloso darse cuenta de que aquellos gestos eran totalmente sinceros.

Viktor y Chris habían decidido que el mejor horario para realizar la cena era en la noche. Después de todo, era mucho más sencillo deshacerse de cadáveres sin que la luz del día pudiera delatarlos. A decir verdad, Viktor estaba preocupado sobre la cantidad de cuerpos que tendría que hacer desaparecer si la cena resultaba un éxito. Esconder uno o dos cuerpos no era difícil, pero estaba seguro de que el grupo de Yakuza estaba integrado por, entre veinte a treinta miembros, como mínimo. Era obvio que librarse de todos aquellos cuerpos no sería una tarea sencilla, pero no iba a echarse para atrás. La vida de su amado Yuuri estaba en juego.