Verdad y muerte

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Sin el enorme peso que había atormentado a su corazón en las últimas horas, Viktor subió a su habitación con deseos de darse un largo y relajante baño

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Sin el enorme peso que había atormentado a su corazón en las últimas horas, Viktor subió a su habitación con deseos de darse un largo y relajante baño. Estaba ansioso por quitarse los recuerdos de la última reunión con Yakov y su pasado. Si bien le extrañaba que su ex jefe le perdonara tan fácilmente el que dimitiera, solo podía pensar que el dinero lo había dejado realmente satisfecho como para aceptar olvidarse de ellos y dejarlos en paz.

Sacudiendo la cabeza para, de una vez por todas, dejar el tema en el pasado, Viktor se dirigió la habitación que compartía con Yuuri para dejar el poco equipaje que traía y buscar el pijama con el que se vestiría después de bañarse. Antes solía salir del baño con una toalla envuelta a la cintura para cambiarse en su habitación, sin embargo, desde que se había mudado con Yuuri y los niños aprendió de mala manera a que era mejor vestirse en el baño a tener que cruzar algún pasillo estando semidesnudo; más aún si hay dos diablillos amantes de las bromas.

Una vez que tenía listo el pijama y una máquina de afeitar, las cuales guardaba en un cajón con llave para evitar que los niños las encontraran y se cortaran, se dirigió al baño. Gracias a ese cambio de rutina que él y su esposo adoptaron, dentro de cada cuarto de baño había un biombo, colgadores, una silla de madera y un espejo de cuerpo entero para facilitar el cambio de ropa.

Dentro del baño, Viktor dejó toda la ropa que usaría colgada en los pequeños colgadores y sacó dos toallas de la repisa para dejarlas en la silla. Un sonido desde fuera llamó su atención, pero fue tan leve que lo atribuyó a su imaginación. Relajadamente, el ruso se dirigió a la tina, la cual estaba forrada en mármol y contaba con una rejilla a ras de suelo en el lado donde estaba la almohadilla para reposar la cabeza, y ajustó la ducha teléfono en el soporte. Antes de bañarse, estaba desesperado por afeitarse. Dos días sin hacerlo y ya podía verse aquellos molestos rastros de bigote y barba. Justo cuando iba a comenzar, Viktor se dio cuenta que la crema para afeitar había quedado olvidada en el cuarto. Rezongando por su descuido, salió del cuarto de baño. La crema yacía sobre una cajonera con espejo. Viktor avanzó dos pasos hacía ella antes de detenerse de golpe.

La mirada del ruso se posó fijamente en la ventana que daba al balcón. Todos sus sentidos se pusieron en alerta al darse cuenta de que aquella ventana, la cual estaba cerrada cuando entró al baño con la intención de ducharse, ahora estaba ligeramente abierta. A simple vista nadie se hubiera dado cuenta, pero la brisa que se colaba en la pequeña rendija y agitaba sutilmente las cortinas delataba el cambio.

Fingiendo no haber notado aquel detalle, Viktor fue a por la crema como si nada. Sin embargo, sus ojos vigilaban todo a su alrededor. Una sombra que se movió fugazmente fue captada de reojo. Fingiendo tranquilidad y normalidad, volvió al baño y juntó la puerta sin llegar a cerrarla.

Según los planos que Seung-Gil le había enviado con la ubicación de las armas, en el baño había tres; una en el ducto del aire, la segunda en el entretecho y la tercera en la rejilla de la base en donde estaba empotrada la tina. Con la mente en frío, Viktor echó a correr el agua de la ducha para que esta ocultara el ruido de sus movimientos. Poniendo una rodilla en el suelo, retiró aquella rejilla y metió la mano en busca del arma. Por suerte, la encontró de inmediato. Tal y cómo había sospechado, el arma era una pistola Smith and Wesson M&P 9mm con silenciador. El surcoreano era bastante predecible con respecto a sus gustos.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora