Propuesta

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Las investigaciones sobre el atentado duraron varios días. Yuuri había sido citado a declarar como testigo en algunas ocasiones y Viktor lo acompañó en todas y cada una de ellas. El día que el ruso llegó a la casa a vivir, tanto él como Yuuri esperaron que los niños llegaran para conversar y explicarles la situación. Viktor esperaba que Yurio se enfadara por su presencia en la casa, incluso esperaba que lo quisiera echar a patadas. Por lo que quedó sorprendido cuando el pequeño rubio aprobó el que todos permanecieran allí. Cuando Yuuri terminó de explicarle su miedo a que algo le pasara a Vitya si estaba solo en su departamento, Yurio asintió seria y reflexivamente para luego demostrar, con palabras, la madurez que poseía.

"—Estoy de acuerdo, nadie sabe quién ataca o quién será el siguiente. Lo mejor es que Vitya también se quede aquí."

El japonés abrazó a su hijo, orgulloso y feliz de que este entendiera la situación.

Gracias a la calidez innata de Yuuri, a la amabilidad que demostró Vitya, y a la protección de un hermano mayor que le otorgó Yurio, aunque este fuera menor por casi un año, Otabek logró dejar de lado la timidez con la que había llegado a la casa. Incluso sonrió cuando vio su nuevo cuarto al día siguiente. Era la habitación más grande que había visto en su vida. Tenía una enorme cama situada en medio del cuarto, un televisor LCD de 49" que colgaba de la pared, un escritorio con una laptop, una impresora multiuso, una lámpara, un globo terráqueo, y todo lo que necesitaría para los deberes de la escuela. Una puerta que llevaba al armario, otra puerta que llevaba al baño privado que cada habitación tenía. Un pequeño juego de muebles que constaba de un sillón grande, dos sofás individuales y una pequeña mesa de centro, una repisa la cuál era usada como biblioteca, ya que estaba llena de libros y comics que Yuuri había comprado siguiendo los consejos que le dio Yurio la noche anterior. Ver los ojos iluminados de ese niño, aún en medio del dolor que soportaba, hizo que Yuuri se sintiera bendecido por tener la oportunidad de ser el padre de Otabek de ahora en adelante.

*****

Tres días después de la tragedia, y luego que los doctores forenses terminaron con su trabajo, Yuuri pudo organizar los servicios funerarios de la pareja. Fue un evento privado, solo los más cercanos a los fallecidos pudieron asistir. Durante todo el velorio, Otabek no soltó la mano del pelinegro, al contrario, se aferraba a ella mientras lloraba. Yurio podía comprender a su amigo, ya que, cuando él se sentía triste y perdido, la presencia de su padre siempre lograba darle calma. El pequeño rubio sabía que ahora debía compartir a su papá con Otabek. Ellos ya no serían solo amigos, ahora serían hermanos, y los hermanos comparten el amor de sus padres. Aunque en el caso de ellos solo tuvieran un papá. Sin embargo, él también sentía tristeza. El tío Jean y la tía Isabella siempre habían sido como una segunda familia para Yurio desde que su amistad con Otabek comenzó. Le dolía en el alma perderlos, pero sabía que Otabek debía estar sufriendo mucho más, por lo que le permitió acaparar a su padre. Sin verlo venir, Viktor se sentó a su lado, trayéndole un vaso de refresco. Normalmente le hubiera dicho que se fuera, le hubiera dicho una broma o solo lo hubiera ignorado, pero en ese momento, el rubio también tenía un gran dolor en su interior. 

Yurio giró el rostro cuando sintió que unas lágrimas traicioneras bajaban por sus mejillas. Viktor no sabía bien qué hacer en aquel momento, sobre todo porque él era el causante de tanto dolor, sin embargo, solo dejó que su instinto lo guiara. Dejó el vaso en el suelo y, con cuidado, acercó al pequeño a su cuerpo pasando un brazo sobre sus hombros. No supo si había funcionado hasta que sintió las pequeñas manitas del niño aferrarse a su camisa y lo vio esconder el rostro en su pecho, mientras comenzaba a sollozar. Por algún motivo que no entendía, el gesto de Yurio le hizo sentir un extraño instinto protector. 

Al día siguiente, durante el funeral, Yuuri sostuvo en sus brazos a Otabek mientras este lo abrazaba por el cuello y mojaba su hombro con lágrimas acompañadas de gritos amortiguados. Junto a él, Viktor sostenía a Yurio en sus brazos, este se limitó a abrazar al ruso para poder ocultar el rostro en su cuello y que nadie lo viera llorar. Aquella tumba doble donde el matrimonio yacía descansando fue comprada por Yuuri; sería el último regalo que le podría hacer a su querido amigo.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora