Hasta siempre, Milenka

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Yuuri no podía creer la cantidad de horas que sus hijos podían pasar jugando videojuegos

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Yuuri no podía creer la cantidad de horas que sus hijos podían pasar jugando videojuegos. Más sorprendente aún era el hecho de que Chris también se les hubiera unido como un nuevo jugador. A pesar de que era común encontrar a los tres turnándose para competir entre ellos, desde que Viktor se había ido, Chris parecía distraído, incluso preocupado. Otra cosa que le extrañaba al pelinegro era la prohibición del uso de celulares por parte del suizo. Yuuri había querido llamar a su esposo para saber si había llegado bien a Rusia, pero Chris le dijo que, por seguridad, era mejor no usar los celulares. Además, el viaje de Viktor era "express", por lo que volvería muy pronto.

Ansioso por poder abrazar a su esposo de nuevo, Yuuri decidió que dejaría a los chicos con sus juegos, a Chris en su mundo y comenzaría a ordenar.

De todo lo que pidió que le enviaran, lo primero en ser acomodado fueron Makkachin y Vicchan; los perritos ya tenían sus camas dentro de la mansión. Todo lo demás que había sido enviado por Leo estaba en su habitación. A decir verdad, ya era hora de desempacar.

El pelinegro fue hasta su alcoba y sacó la ropa que venía en las maletas. Era una suerte que Leo le hubiera mandado ropa para los cuatro. Tendría que agradecerle cuando volvieran a casa.

Una vez que terminó de acomodar las cosas en el ropero y los cajones, se dispuso a buscar los retratos que había pedido. Una caja, que suponía era de zapatos, yacía en el suelo. Yuuri abrió los ojos como platos cuando un recuerdo fugaz llegó a su mente. La caja era la que Milenka le había entregado el día de su muerte. ¿Qué haría allí esa caja?

La curiosidad pudo con el pelinegro, quien de inmediato abrió la caja. En ella se encontraban los portarretratos de los seres queridos que tanto había amado y que habían dejado este mundo. Con mucho respeto y cuidado, los sacó de la caja y los acomodó sobre la repisa. Al volver a mirar dentro, encontró una cámara filmadora compacta y aquel diario del que Milenka le había hablado. Ahora que recordaba, ella le había rogado que lo leyera, pero que fuera la última página la que leyera primero. Sin embargo, y debido al dolor de la pérdida de su prometida, ni siquiera había abierto la caja tras su muerte.

Vagos recuerdos vinieron a su mente mientras observaba la grabadora en sus manos. Podía recordar a Milenka revoloteando alrededor de la casa, ansiosa desde que sabía que estaba esperando un hijo. Por algún motivo, ella había dicho que quería hacer una especie de bitácora en video durante su embarazo. De esa forma, Yurio podría ver lo amado que era desde que estaba en el vientre de su madre y lo mucho que sus padres anhelaban su llegada. Sería un precioso regalo para la criatura que pronto iluminaría sus vidas con su sonrisa.

Sabiendo que sería muy doloroso ver el precioso rostro de su antiguo amor, Yuuri se armó de valor y conectó la cámara al televisor a través del conector RCA y revisó algunos videos que aún estaban guardados en la memoria de la filmadora. El pelinegro quedó realmente sorprendido al encontrarse con más de cuarenta videos, los cuales, iba recordándolos uno tras otro. Ansioso y nervioso, comenzó a reproducir el primero de los videos. Si mal no recordaba, este era de cuando Milenka se había enterado de que estaba embarazada gracias a dos test que lo confirmaban. Después de saltar y gritar de felicidad por toda la casa, comenzó a grabar esos videos para el bebé. Los ojos de Yuuri se cristalizaron sin que pudiera evitarlo. Ver a su amada prometida de nuevo lo emocionaba y, a la vez, le dolía.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora