Death's Diary (Victuuri) [Terminada]

Cortando lazos

***EL AUDIO DEL VIDEO PARTE A LOS 0:19***

La mafia era temida por quien tuviera la mala suerte de toparse con algún miembro de esta. Era conformada por hombres y mujeres sin una pisca de consideración o arrepentimiento en sus conciencias. A decir verdad, Georgi lo consideraba el lugar perfecto para él. Aún podía recordar la vez que su padre soltero mató a golpes a sus hermanos y lo dejó a él para el final. Era sorprendente lo que su pequeño cuerpo había logrado soportar. Justo cuando su padre tomó el martillo, que había usado antes para reventarle el cráneo a sus hermanos, y se encaminó en dirección al menor para terminar con su existencia, una bala salió eyectada desde su pecho. El pequeño ruso apenas pudo distinguir unas figuras que se acercaban a él y a los cadáveres de los otros dos niños antes de quedar inconsciente. Seis días más tarde, el pequeño despertó en un hospital, estando completamente vendado y enyesado. Según los doctores, Georgi tenía tres costillas rotas, fractura en el fémur izquierdo, fractura proximal de húmero derecho, luxación mandibular, entre otras. Fueron meses de recuperación y kinesioterapia para volver a moverse con normalidad. No entendía por qué el sujeto que mató a su padre pagó por sus tratamientos. Una vez que volvió a ser el mismo de antes, le rogó a aquel hombre que le permitiera quedarse con él, después de todo, no tenía adónde ir. Aquel sujeto le explicó cómo sería su vida y las cosas que tendría que hacer si deseaba pertenecer a su mundo. Georgi no quería volver a sentirse tan débil e impotente como cuando estaba en el suelo, a los pies de su padre, esperando por la muerte y sin haber podido proteger a sus hermanos mayores. Él quería poder, él quería ser quien decidiera sobre la vida de otros, y con eso en mente, aceptó. Jamás se arrepentiría de aquella decisión. Es imposible que un hombre con poder no abusara de este.

A medida que los años pasaban, aquel ruso se dio cuenta que su corazón estaba totalmente insensible a cualquier emoción normal. No le interesaba nada más que demostrar su habilidad y disfrutar de la retorcida satisfacción que sentía cada vez que escuchaba cómo sus víctimas le suplicaban por sus vidas. Si bien no era de los sicarios que jugaban con sus objetivos seduciéndolos y tardando meses en acabar con sus vidas, le gustaba alargar unos cuantos días la tortura de algunas de ellas. Era un pasatiempo perverso, pero le hacían sentir como un ser superior y aquello era como alimento para él.

En la bratva liderada por Yakov, era muy poco común que hombres y mujeres se mezclaran. Si bien no era algo prohibido, eran los mismos sicarios quienes mantenían distancia entre unos y otros. A Georgi jamás le había importado aquella separación de género que se formaba, sin embargo, todo cambió cuando vio por primera vez a la mujer más hermosa que alguna vez se le hubiera cruzado en el camino. El ruso quedó absolutamente cautivado por aquel precioso cabello rojizo que ondeaba sobre los hombros de esa hermosa mujer. El profundo mar azul representado en los ojos de la pelirroja, hicieron que el ruso se sintiera completamente sometido por esa musa. Cada paso que daba contoneando las caderas, hacían que Georgi no fuera capaz ni de pensar con coherencia. No podía negar que era amor a primera vista. No tardó ni diez minutos en averiguar el nombre de aquella preciosa mujer: Mila Babicheva.