He perdido el origen de aquella ilusión infantil, la cual vivía latente en mis entrañas tomando la forma de un sueño, el sueño de ser feliz dentro de un mundo donde me relaciono con "buenas personas", entiéndase las comillas cual carácter expresivo...
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Tengo miedo. Hace un par de noches solía reflexionar como de costumbre, sobre los conceptos que inclinan a mi existencia hacia la banal dependencia social, en tanto ésta, parte del sentido común y de los parámetros éticos que nos imponen dogmáticamente desde la infancia. Cada concepto, asimilado vorazmente por el lenguaje, es proyectado sobre la materialidad de los objetos que nos rodean, haciendo del diario existir una odisea literaria, en la cual, intentamos reescribir el guión de nuestra historia fallida.
De algún modo, siempre los instintos se salen con la suya, puesto que, no importa cuántas jaulas coloques sobre un canario, a fin de cuentas, le crecerán alas de acero y romperá con fuerza los barrotes de contención, quizás, para dejar en claro que la naturaleza está por encima de los caprichos morales de un sujeto que se suprime a sí mismo para negar su propia muerte. Sin embargo, luchamos en contra de nuestra finitud inexorable, navegando en sentido contrario como Drakkars vikingos, embarcaciones largas con estructura de dragón, versátiles para romper las olas que los desafían y así encallar en algún territorio lleno de riquezas. Es así como la vida se transforma en una secuencia de accidentes espaciotemporales.
El dilema más complejo del existir reside en dotarnos de estabilidad referencial, al mismo tiempo que, intentamos mantener el "estatus quo" de las apariciones públicas, a las cuales solemos llamar rasgos de personalidad. Aun así, suele ser absurdo cada movimiento que realizamos, puesto que, todo nos dirige hacia el abismo del cual provenimos, dejando únicamente como premisa absoluta a la banalidad del destino y el sinsabor de los segundos, en tanto que, la nada es nuestro sentido.
Si la muerte es un camino recto, La vida es el conjunto de accidentes contemplativos por los cuales nos detenemos.
