He perdido el origen de aquella ilusión infantil, la cual vivía latente en mis entrañas tomando la forma de un sueño, el sueño de ser feliz dentro de un mundo donde me relaciono con "buenas personas", entiéndase las comillas cual carácter expresivo...
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Ser adulto representa sensatez, audacia y autonomía emocional de aquellos quienes nos cuidaron en nuestros primeros años de vida, por defecto los padres, siendo esto un principio fundamental sobre el cual se consolida la seguridad existencial de cada individuo, dando lugar a la resolución de los conflictos internos que generan las fallas afectivas en las cuales muchos nos hemos estancado deliberadamente por meses, incluso años. Pero ¿Cómo se es autónomo emocionalmente cuando se necesita aún de un abrazo?
Ser adulto equivale a pagar cuentas, asumir responsabilidades, resolver problemas bajo presión en el menor tiempo posible, trabajar y estudiar simultáneamente y quizás tener un día a la semana para seguirnos preocupando pasivamente, pero ¿Cómo se logra ser adulto cuando jamás se terminó de ser niño? Se sabe que no es posible retroceder en el tiempo para enmendar algunos de los baches de la existencia, sin embargo es aquello que se desconoce de donde surge la respuesta a tantas preguntas, siendo que, la mente se mantiene estancada en alguno de estos agujeros y por mucho impulso que se tome para salir esta se rebobina hacia el punto de estancamiento, lo cual nos deja saber aún no hemos disuelto nuestra necesidad de ser abastecidos por alguien más, quizás alguien con autonomía y seguridad.
Ser adulto es reconocer que no siempre podremos tener lo que deseamos a nuestro alcance, representa la renuncia tácita a la gratificación total, la aceptación de la bastardía existencial con plenitud asumiendo la responsabilidad de cada uno de nuestros actos, los cuales van a constituir la identidad de un ser autónomo que futuramente podrá convertirse en un ejemplo a seguir por sus descendientes, puesto que para dejar de ser niño no siempre es fundamental una muestra afecto, a veces solo basta con utilizar los recursos que se tienen y aceptar con orgullo que los abrazos, no importa cuantos recibas, siempre estarán a diez años luz de distancia... Eso es ser adulto.
