He perdido el origen de aquella ilusión infantil, la cual vivía latente en mis entrañas tomando la forma de un sueño, el sueño de ser feliz dentro de un mundo donde me relaciono con "buenas personas", entiéndase las comillas cual carácter expresivo...
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Durante aquellos días en los cuales la voz interna de un recuerdo divaga entre las sabanas de mí lecho, escribía un discurso en desorden el cual narraba la apatía latente en el audaz bagaje de lo perverso, interpretado bajo la directriz onírica de un monólogo dialéctico versando pausadamente los problemas en el trascurso de esta tétrica y vulgar comedia, comedia en la cual, soy esclavo de la solemne quietud inhumana, característica que da forma extrañas a mis privadas y más íntimas despersonalizaciones.
El amor es una sentencia tardía cuyo veneno consume nuestras entrañas entre las sombras abstractas del silencio, un delirio vehemente por experimentar los tormento de la muerte saciando así el hambre de un vacío que no cesa tras desesperanza de este lúgubre llanto. Marchito está el reflejo melancólico de mi sombra en el inhóspito rincón de esta habitación, cuyas paredes descuidadas ocultan el clamor de mil lágrimas amargas, custodiadas por los fantasmas de un pasado que arrastro en esta condena sin muerte. Que triste es el clamor de las ánimas tras el silencio de mi alma en la agonía de aquellos oscuros recuerdos.
