SOÑANDO MUERTO

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Dicen que la vida solamente se vive una vez, y por ende solo se puede morir en el momento donde nuestra existencia colapsa ante las demandas que la vida misma le delega

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Dicen que la vida solamente se vive una vez, y por ende solo se puede morir en el momento donde nuestra existencia colapsa ante las demandas que la vida misma le delega. Mas sin embargo, la muerte es una eventualidad inmersa en cada uno de los preciados instantes del ser humano, haciendo de aquella travesía biológica un sepulcro reflexivo, en el cual nos exponemos constantemente a la aproximación sensorial de lo inerte.

Morir estando muerto es lo que ocasionalmente nos ocurre, puesto que mientras vivimos utilizamos una pequeña parte de la imaginación para recrear mentalmente las catástrofes utópicas de nuestro pensamiento. El resto del tiempo durante el cual deberíamos estar vivos, lo empleamos para soñar despiertos. ¿En qué momento nos encontramos realmente con vida si mientras soñamos estamos falleciendo? ¿Es la muerte una expresión de la vida para darle sentido a la agonía de intentar superar humanamente su propia naturaleza? Solamente sabemos que nuestras memorias se desvanecen ante la obvia melancolía de la nada, mientras viajamos por el tiempo como entes ajenos al presente, cuya existencia se manifiesta en lo profundo de nuestro pensar, que de hecho también se debilita con el pasar de los años.

La vida es una metáfora que soñamos mientras morimos despiertos, o tal vez mientras el hedor putrefacto del cuerpo constituye la existencia en base a una vulgar paradoja sin sentido común. En algún instante de nuestro sueño solemos imaginarnos siendo eternos, condición ambiciosa siendo que en realidad desde el primer pensamiento hemos sido esclavos de un sueño, sueño enmudecido para ignorar las angustias omnipotentes de lo incierto.

Aquel cadáver mórbido que vaga por la reflexión onírica del existir no se percata de su condición mortuoria, más sin embargo reflexiona acerca de ella, aunque esto no cambie su estado de inerte existencial, puesto que por su naturaleza mortal la constitución anatómica y mental de su ser tiende a fallecer en cada instante. Por ende es curioso ver como desde el inicio de la existencia nuestra humanidad ya se encuentra pereciendo, pero aún más curioso es apreciar la capacidad de imaginarnos vivos donde toda la vida la hemos soñado muertos.

Crónica de las sombrasWhere stories live. Discover now