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Harry observaba atento el huevo entre sus piernas —aclaremos que es el huevo que le regalaron en el callejón Diagon, no sean mal pensados—, estaba junto a la chimenea con Draco, ambos en el suelo sentados cerca de las llamas, pues querían que huevo recibiera algo de calor, el pequeño de ojos verdes acariciaba el cascarón;  la magia concentrada en las palmas de sus manos creaba un leve movimiento en el interior, lo que sea que estuviese dentro nacería pronto. 




No fue sino hasta quince minutos después que un pequeño crujido se oyó y hubo una fractura en el cascarón de tan inusual color, poco a poco, con seguridad pero con paciencia, un pico y una mata de pelo negro verdoso comenzó a ser visible, hasta que por fin Harry pudo ver a su nuevo familiar...  Un augurey, un hermoso espécimen de mucho plumaje verdoso y ojos del mismo color, casi del mismo tono que el de Harry, pero con un matiz más amarillento, el pelinegro le sonrió al animal y liberó un poco de magia, su sonrisa se amplió al ver que el ave respondía ante su magia pues, torpemente avanzó hacia él, acurrucándose en sus piernas, soltando su primer canto, bajo y tembloroso, tan característico de los de su especie pero aún así hermosamente triste.



-Te llamarás Finis- murmuró el menor, y Draco no pudo evitar rodar los ojos ante el dramatismo del pelinegro, ¿Quién en su sano juicio ponía de nombre "Final" a una criatura que hasta hace poco se creía presagiaba la muerte? 

Solo Harry...  Se respondió mentalmente, ese chico era un excéntrico total, y hasta ahora se daba realmente cuenta de ello.














Primero de septiembre había llegado, Harry estaba ansioso, bastante ansioso, tenía muchos planes para ese año, debía conseguir un grupo selecto de adeptos para ir formando su propio círculo interno; en ocasiones escuchaba a escondidas las conversaciones de sus padres con los Malfoy, el Señor Tenebroso regresaría y qué mejor ofrenda de paz que una gran cantidad de talentosos y jóvenes magos dispuestos a unirse a su causa —eso era por ahora, más adelante probaría con las criaturas del bosque—, Harry sabía bastante de Voldemort, una semana antes sus padres le habían dicho que Tom Riddle; el chico hermoso como solía llamarlo en su mente, era Voldemort, y creyó a sus padres cuando le dijeron que él no quería hacerle daño, sino todo lo contrario, pero nunca estaba demás el tener algunos aliados, Harry era demasiado ambicioso para su propio bien, pasar tanto tiempo con ex Slytherin's no hacía más que acrecentar aquello, el pelinegro soñaba con un mundo en donde las criaturas fueran tomadas en cuentas, que se respetaran las tradiciones de su pueblo y eliminar el contacto con los muggles, todo sería perfecto, pero claro, siempre había una piedra en el zapato de todos, esa piedra era Albus Dumbledore.




Draco y el mismo Harry sabían cómo ese mago había dañado a más  de uno, el pelinegro usaba a su fiel Leviathan como espía, sabía todo del hombre, como había dejado a su padrino en azkaban, como había dejado que su padre Remus viviera en la miseria, como había profanado a su tío Regulus. Con los años pasados en el orfanato Harry había desarrollado el rencor y la venganza en su personalidad, no era algo bueno para un niño de cinco años pero el entorno no ayudó mucho, ser un niño inteligente y hermoso en medio de más niños que tenían envidia y celos no era propicio, para su suerte Severus había llegado mucho antes de que hiciera algo verdaderamente horrible, y sí, era un chico inteligente, encantador y bueno...  Con aquellos que apreciaba, pero Dumbledore le había tocado los cojones demasiado al atacar de esa manera a su familia, y el ojiverde no temía sacar esa vena vengativa por defenderlos. 








Draco había pasado a ser su compinche y mano derecha en prácticamente todo, ahora, ya sentados en uno de los vagones vacíos del expreso a Hogwarts —luego de una casi sentimental despedida de sus padres y su padrino—, esperaban ansiosos la llegada de alguien.  Por que fue tan obvio la llegada de aquellos pelirrojos al andén gritando palabras que solo los de su mundo conocerían, la mujer pelirroja y regordeta no le agradaba en lo más mínimo, sus ojos brillaban de ambición y maldad, al igual que la pequeña mocosa a su lado.  Pero el chico, un poco alto y de apariencia pensativa al lado de unos gemelos realmente interesantes fue lo que llamó más su atención, comentándolo con Draco, quien en una larga charla le contó acerca de la deuda de honor que tenían los  Weasley con los Malfoy y de como ese chico era pariente...  Lejano pero lo era, al menos de parte de los Black. 




The Dark Side  (Tomarry) |PAUSADA|Where stories live. Discover now