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Diez minutos.

Faltaban exactamente diez minutos para su cumpleaños número seis, y se hallaba en medio de su cama haciendo un dibujo en la libreta que Severus le había regalado.

Nueve.

Había hecho un pequeño dibujo de ellos dos, y un pastel en medio, podía verse como su pequeño Severus alzaba al pequeño Harry, sintió envidia al ver como se demostraban afecto de esa manera.

Ocho.

Suspiró, agregando un poco de color al pastel,  Severus le había dicho una vez que le invitaría un pastel de calabaza, nunca había probado uno. No sabía que se hacían pasteles de calabaza. Pero si Severus le había dicho que eran ricos él confiaría y los probaría.

Siete.

El pequeño pastel dibujado comenzaba a adquirir movimiento,  sus pequeñas flamas se movían con un viento inexistente.

Seis. 

Se preguntó si Severus vendría a visitarlo.  No lo creía, él solo había dicho 'fines de semana'.

Cinco.

Pequeñas lágrimas comenzaron a a bajar lentamente por sus mejillas.  Quería a su padre junto a él. 

Cuatro. 

Las lágrimas parecían que caían con más ímpetu a medida que la media noche llegaba.

Tres.

Hipando con más fuerza decidió taparse con una vieja manta,  una de las que habían donado al orfanato, se abrigó hasta el cuello   con su libreta abierta al lado suyo.

Dos.

Lo que quedaba de tiempo simplemente se puso a llorar por su desagradable vida, no quería estar en ese lugar, quería estar con Severus. 

Uno.

El siguiente minuto se dedicó a ver el dibujo. A observar a mini Severus abrazar a mini Harry y vivir felices con su pastel en aquella hoja de libreta. Pergamino,  le había dicho una vez su padre.

-Feliz cumpleaños Harry- se dijo a sí mismo el pequeño,  mientras que su pequeño hipogrifo de juguete se acercaba para que lo abrace y terminara por dormir. Con pequeños rastros de lágrimas sobre sus mejillas.












                        ¤¤¤






Cuando Severus había aparecido con un pastel a las seis de la mañana en el orfanato,  la madre Esperanza había casi llorado de felicidad. Los niños despertaban a las siete de la mañana por lo que, sería una total sorpresa para Harry ver al señor Snape en su habitación,  con un pastel, no siendo un fin de semana.

Sin decir una sola palabra la mujer lo guió como siempre a la habitación del menor, aunque el visitante ya sabia de memoria el camino, pero lo hacía más por cortesía y amabilidad que por otra cosa.

Al entrar, el hombre de negro sintió su pecho oprimirse, el pequeño yacía en posición fetal, abrazándose a sí mismo con una manta casi tapándole el rostro. Pero aún así veía rastros de lo que fue un llanto nocturno. Se acercó un poco más,  viendo al pequeño hipogrifo de juguete durmiendo a su lado y su libreta,  en donde habían dos dibujos,  de ellos y un pastel.

Sonrió al verse abrazando al pequeño en el pergamino.  Si eso quería,  eso es lo que haría -aunque en el fondo también lo deseaba, y mucho, pero eso no tenia por qué saberlo, ¿cierto?-

Se sentó a un lado del chico y acarició ese nido de pájaros que estaba sobre su cabeza y dio un suave beso en la cicatriz del chico. Poco a poco unos hermosos ojos verdes dieron la bienvenida a esa mañana, siendo recibido por otros de un negro brillante. 

The Dark Side  (Tomarry) |PAUSADA|Where stories live. Discover now