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—Puedo pasar—escucho como tocan la puerta.

Quito la sabana de mi cara, refriego mis ojos despertando por completo un gran bostezo escapa de mis labios. Veo a través de la ventana que ya amaneció. Después de lo sucedido ayer me quede dormida.

—Pasa—contestó sea quien sea la persona a través de la puerta.

El sonido de la puerta al ser abierta se escucha, no es necesario que voltee para saber quién es. Me quedo viendo fijamente la ventana, siento como el peso cae sobre la cama indicándome que se ha sentado a unos centímetros de mi.

—Que sucedió nena—la dulce voz de Sav se escucha en el pequeño cuarto.

—Cuando llegaste—pregunte sorprendida.

—En la madrugada, estabas durmiendo, no me cambies el tema, dime que sucedió. —me regaño.

—Tuve un pequeño reencuentro—suspiré.

—No podrás ocultar todo para siempre Dalia necesitas decir la verdad aunque te duela—trata de ayudarme.

—Aunque lo haga no cambiará nada—me atreví a mirarla a los ojos. Esos ojos azules que me escaniaban de pies a cabeza.

Sav era la esposa de Brandal era una chica realmente hermosa, rubia de ojos azules, parece una muñeca de porcelana con su piel tan pálida, digamos que cuando nos conocimos no fue la mejor manera ya que pensó que Brandal la engañaba conmigo cosa que nunca fue verdad.
Con el paso de los días nos fuimos conociendo más y más hasta agradarnos el una a la otra, a simple vista es una chica muy divertida y q digo chica tiene 145 años, es toda una vampiresa, devén verla cuando se enoja con Brandal ya que siempre se la pasa haciéndome bromas. Sus ojos se tornan en una mezcla de dorado con rojo. Juraría que da mucho miedo.

Para ellos es como si fuese su hija aunque no lo sea, me tienen mucho cariño, ninguno de los dos sabe de mis poderes ni mucho menos que no soy una simple humana como ellos piensan. Todavía no es el momento de contarles.

La única que sabe la historia sobre de mi escape es Sav que no me juzgo simplemente me abrazo y me dijo que todo estaría bien y que podía quedarme a con ellos el tiempo que yo deseé.

—Tu mejor que nadie sabe que no es cierto, muchas cosas cambiarían, podrías tener a tu amor a tu lado estar con tus hermanos estar en familia como antes, pero eres tan necia te cierras en un mundo de soledad porque tú quieres, no sabes realmente lo que sucedió, como no sabes que todo lo que hizo fue por una simple razón—trato de hacerme razonar.

Suspiro frustrada tal ves Sav tenga razón y yo solo haya escapado como una cobarde por no pensar bien las cosas, no puedo regresar como si nada y decir ya volví. Tengo que arreglar muchas cosas antes de la decisión que yo tome.

—Sav me....—un fuerte golpe y mucho ruido se empezó a escuchar.

—Que fue eso—preguntó Sav.

Nuestras miradas se centraban en la puerta, al instante nos levantamos de la cama y abrimos la puerta, bajamos las escaleras casi corriendo.

Hubiese preferido no hacerlo me quede estática en mi lugar sin poder hacer nada.

Dimitri tenía agarrado del cuello a Brandal este ejercía mucha fuerza sobre el. Sus ojos de Dimitri irradian total furia. Sav se acercó corriendo sobre natural hacia ellos tratando de ayudar a Brandal sus ojos se tornaron rojos y sus colmillos no tardaron en salir.

De un momento Iñaki tenía agarrada a Sav dispuesta a matarla. 

Ninguno podía verme en donde estaba. Apreté los puños de enojo sentía arder mi cuerpo. No dañarán a las dos personas que lo único que han hecho es ayudarme y protegerme de todos por pensar que soy una humana.
Salí de mi escondite.

Híbrida Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt