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Hoy ya era sábado lo que significaba no ir al colegio. Salte de la cama feliz hoy será un gran día. O eso pienso yo.

Entro al baño me doy una corta ducha. Al terminar me pongo la primera muda de ropa que encuentro. Al terminar bajo las escaleras. Me adentro al comedor donde están todos.

—Buen día—salude.

—Buen día Dalia—contestaron todos.

—Buen día preciosa—me da un pico Dimitri lo cual se lo devuelvo.

Me siento en una de las sillas que se encuentra a lado de Dimitri.

—Que haremos con la búsqueda—hablo Irina.

—Iremos hoy no??—pregunte confundida.

Veo como Sáhara e Irina se atragantan con su desayuno y se quedan viendo a Dimitri serías.

—Hoy no pequeña. Ponte hermosa en la noche—iba a preguntar porque pero no me dejó—es una sorpresa—termino de decir.

—Está bien—volteo los ojos.

—A Dalia no le gusta las sorpresas–informa Eathen.

—Tendrás que esperar pequeña–me susurra.

Yo asiento.

Al terminar mi desayuno, me despido de los chicos. Tengo que ir a ver a mi abuela. No le eh visto en estos días. Entro al bosque. Hasta llegar a la hermosa cascada. Me siento en un tronco esperando su llegada.

—Hola mi pequeña—miro a mi abuela.

—Hola abuela—sonrió.

Sus ojos brillan de felicidad.

—Hoy no tendremos entrenamiento, ven acompáñame—sonríe.

Empieza caminar y yo la sigo. Después de 30 minuto llegamos a una hermosa cabaña que se encontraba en medio del bosque. Ya entendí cómo fue que me logró encontrar. Abre la puerta y entró seguida de ella. Todo por dentro era antiguo pero bonito. Todo se veía hogareño. Camine a su lado. Desde lejos vi a un señor ya grande. Mi abuelo fue lo único que pensé.

—Abuelo—grite.

El volteo a verme sorprendido. Pero luego su mirada me miró con ternura.
Camine hacia el y le di un abrazo cálido. Me separe de él.

—Que haces aquí—pregunta confundido.

—Yo la traje Víctor—explica mi abuela.

—Necesitamos mostrarte algo—habla mi abuelo.

Camine con ellos hasta llegar a un cuarto pequeño. Me senté en la cama. Mi abuela camino hacia un pequeño tocador y saco de el un pequeño cofre. Lo puso frente a mi.

—Tu madre lo dejo para ti, es un pequeño regalo—sonrió.

Empecé a tocarlo y verlo. Realmente era un cofre dorado que brillaba mucho. Tenía diamantes color rojos incrustados en el. Y tallado con una letra muy bonito "DALIA".
Vi que necesitaba de una llave para abrirlo. Pero no la tenía.

—Como la abro—pregunte.

—Tu tienes la llave pequeña. Solo piensa cual puede ser—explica–abre el cofre cuando estes en peligro de muerte, puede ser tu salvación—dice triste.

Híbrida Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang