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Sus garras atravesaban cada parte de mi piel desgarrándome completa, sangre salpicaba por todos lados, mi respiración se empezó a debilitar, los latidos de mi corazón poco a poco se iban disminuyendo. Lo único que podía escuchar era su sonrisa maligna.
Sus garras dejaron de perforar cada parte de mi piel, sacándolas lentamente de mi, grite como nunca lo había hecho. Al mirarlas tenían mucha sangre que escurría hasta caer cada gota al piso. Mi mirada miro hacia al piso, un charco de sangre se encontraba abajo de mi. Dirijo sus garras a mi cuello decidido a acabar con mi vida, su rostro no lo podía mirar todo estaba oscuro, lo único que veía eras sus garras que brillaban a mi dirección. 

-     Eres débil—se burlo—igual que tú madre—sonrió.

Una de sus garras atravesó mi cuello, empece retorcerme de dolor, no puedo mentir dolía como los mil demonios.

-     Tu sangre será mía—fue lo último que logre escuchar.

-     Dalia despierta—sentí que me movían.

Abrí lentamente mis ojos, encontrándome con Eathen.

-     Que sucede—pregunte.

-     Es hora de ir a la escuela, no podemos dejar de ir como si nada, debemos seguir ocultandonos hasta buscar una forma de salir.
Ordenó.

—Espérame abajo.

Eathen sale de la habitación.

Elijo una muda de ropa, entro al baño, me despojo de mi ropa y me meto a la ducha dejando que el agua se deslizara por todo mi cuerpo. Me sentía relajada, al terminar me puse la muda de ropa que consistía en una blusa negra, con un jeans azul.

Salgo del baño, peino mi cabello y por último me pongo mis converse negros.

Bajo las escaleras encontrándome con Eathen ya listo.

—Ya es tarde—habló.

Lo que significa es que ya no tendremos tiempo para desayunar.

Salimos del palacio, pero una mano me detiene.

-     Dimitri—susurró.

-     Ah donde vas—gruñe enojado.

Eathen se iba a meter le dedico una mirada de luego te alcanzo. Refunño pero hizo caso.

-     Tengo que ir a la escuela—digo.

-     No necesitas ir—gruñe.

-     Dimitri tengo que ir—susurre.

-     ¡Miles de jóvenes con hormonas alteradas estarán ahí, y no dudarán en querer acercarte a ti con malas intenciones!—habla enojado.

-     Confía en mi—hable.

-     Confió en ti, en ellos no, eres mi pareja Dalia, no soportaría verte con otro, o que te dañaran—confiesa.

Dirijo mi mano a su rostro y lo acuno doy pequeñas caricias, el cierra los ojos por mi tacto y suspira.

-     Tu eres mi pareja Dimitri jamás aria algo que te dañara—susurró—si te hago daño a ti es como si me lo estuviera haciendo a mi—suspire.

-     Está bien, solo cuídate—pide.

No se en que estaba pensando pero, me acerque a el y le di un pequeño beso en sus labios, se sorprendió pero luego una sonrisa se plantó en sus labios.

Híbrida On viuen les histories. Descobreix ara