44

92 10 0
                                    

Bajo del auto, mis manos sudan de lo nerviosa que estoy. Siento mi cuerpo temblar, gotas de sudor pasan por mi frente deslizándose. Siento mis pies pesados, no quiero caminar, quiero regresar a mi palacio. Por cada paso que doy mi nerviosismo crecen cada ve más, muerdo mis labios fuertemente haciéndolos sangrar. Juego con mi cabello a cada momento que puedo. Mis manos se mueven en sintonía de un lado a otro mis pies son obligados a caminar sin dejar ver al frente ya que en cualquier momento podría caerme de lo torpe que me siento ahorita. Me encuentro callada sin poder articular ninguna palabra. Nunca había estado tan nerviosa, me siento inútil por no poder controlarme, pero quien no estaría al conocer su SUEGRO si cómo ven Dimitri se le olvidó decirme un pequeño detalle el cual era que su padre quería conocerme. Me lo dijo a último momento haciendo que mis nervios estén más alborotados de lo normal. Tengo miedo de no caerle bien que piense que no soy suficiente para su hijo. Dimitri toma mi mano juntándolas en una sola, da suaves caricias en el para calmar mis nervios. Con su mirada me dedica un todo estará bien. Por más que el lo diga no logró sentirme confiada sin ningún nervio en mi. No me culpen conocer a tu suegro es algo difícil y más cuando el es el que quiere verte lo más seguro es que sea para evaluarme que tanto soy buena para su hijo.

Frente a mi se encuentra una enorme casa de dos pisos color crema. Todo está bonito. Plantas sembradas afuera con pastos dándoles un toque natural y fresco a la casa. Lo cual es raro ya que es raro que un hombre tenga a si su casa. Y más que las plantas y el pasto este bien cuidado en buenas condiciones. Dimitri toco el timbre dejando sonar fuertemente. Mi corazón palpita a mil cada segundo qué pasa. Mis manos empiezan a sudar no dudó que Dimitri se haya dado cuenta de eso.
Entonces es cuando entiendo todo. Una hermosa señora como de 30 años está parada en la puerta con una gran sonrisa pegada en su rostro. Cabello rubio ojos azules cuerpo con curvas definidas parecía toda una modelo con ese rostro como el de una barbie realmente perfecta. A su lado se encuentra un hombre como de 40 años su mirada sería, cabello negro. Ojos verdes, su cuerpo wow para su edad realmente fornido a decir verdad es realmente guapo. Ya vi de quien eso la belleza Dimitri. Aunque a decir verdad el heredó el color de ojos de su madre. Que en paz descanse. El hombre me escanea de pies a cabeza se detiene en mi rostro. Su mirada continúa sería.

—Hola Dimitri—sonríe feliz la señora, lo abraza—Ho tú debes ser la afortunada—me voltea a ver con una gran sonrisa.

—Mucho gusto mi nombre es
Dalia—sonreí.

—Es un placer conocerte, soy Rocío y el es mi esposo Braulio—apunto al padre de Dimitri.

—Es un gusto señor Braulio—trato de sonreír pero su mirada sería me da bastante miedo.

Se torna un silencio hasta que habla.

—El gusto es mío—habla frío.

Desvió mi mirada de el. Si las miradas mataran yo estaría mil veces muerta con su mirada. Rocío abre la puerta dejándonos entrar, Wow todo por dentro era realmente bonito. Todo blanco lo que hacia que se viera mas espaciosa la casa. Llegamos a un enorme comedor.

—Siéntense, el desayuno será servido—habla Rocío.

Le dedico una gran sonrisa.

—¡DIMITRI!—se escuchan pasos bajando las escaleras. Un niño de 8 años baja corriendo rápido hacia Dimitri. Lo abraza fuertemente.

—Nicolás pequeño travieso—sonríe Dimitri hacia el pequeño. se ve tan tierno jugando con el. Por lo que veo es hermanastro de Dimitri ya que es idéntico a Rocío. Cabello rubio, ojos azules piel pálida. Era muy bonito a decir verdad. Su mirada del pequeño Nicolás me mira totalmente asombrado. Le susurra algo a Dimitri. Los dos sólo ríen.

Híbrida Where stories live. Discover now