52

78 7 0
                                    

Las ventanas abiertas, el aire fuerte entraba haciendo que las cortinas se movieran de un lado a otro. Todo se veía oscuro a pesar de ser temprano. Miro a lado de la cama me encuentro sola Dimitri no está a mi lado, me levanto y camino hacia la ventana.

Las nubes oscuras estaban nubladas, el viento era fuerte hacia que mi cabello se revolviera de un lado a otro, una gota dos gotas. Empezó a llover fuertemente, truenos y relámpagos empezaron a sonar fuertemente. No entendía lo que estaba pasando, se supone que por lo que me había dicho Livia los únicos que controlan el tiempo son los vámpiros. Pero porque lo harían no entiendo nada.

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a Iñaki su ceño fruncido, su rostro demostraba preocupación. Su cabello desordenado significaba que estaba nervioso y no sabia que hacer.

Su mirada conecto con la mía, me escaneo de pies a cabeza, suspiro de alivio al verme completa, se acercó a mí y sin dejar que hablara me jalo sacándome de la habitación. Estaba apurado ya que caminaba demasiado rápido jalándome o más bien obligándome a seguirle el paso.

Al bajar las escaleras no había nadie todo estaba vacío. No se lo que sucedía. Me solté bruscamente de Iñaki. Al sentir lo que hizo me volteo a ver desesperado. Y antes de que hablara me adelante.

-     Que te sucede, dónde está Dimitri.

Estaba desesperada no entendía que le sucedía, el porque estaba nervioso y sobre todo apurado.

-      No hay tiempo Dalia hay que salir, si algo te sucede jamás me lo va perdonas Dimitri—jalo su cabello frustrado.

Mire cada pasillo del palacio todo estaba vacío no estaba Dimitri y sin el no me iría.

-     No me iré sin Dimitri—dije decidida.

-     No me das otra opción—que? No entendí. Me cargo como una bolsa de patatas, patalee pero por más que lo hice no me soltó. Deje de resistirme.

Subió a un auto junto conmigo me colocó el cinturón de seguridad y aseguró las puertas para que no saliera. Tuve que resignarme no podía hacer nada.

Iñaki manejaba muy rápido su dedos apretaban el manubrio con una fuerza sobrenatural. Su mirada era de seriedad con una chispa de desesperación.

Pasábamos el bosque, lo único que vagaba con esta llueva fuerte éramos los dos. No había ningún alma afuera.
La lluvia cada ves se intensificaba más. Podía jurar que casi no se veía nada en el parabrisas.

Por fin el auto se estaciono fuertemente, si no fuera por el cinturón estaría mi cabeza en el vidrio del parabrisas. Iñaki bajo del auto me abrió la puerta y me volvió a cargar como una bolsa de papas asegurándose que no escape y no lo juzgo si se distrae sería capaz de hacerlo.

Pasamos por todo el lugar oscuro que conocía tan bien como la palma de mi mano. Todo estaba oscuro lo único que nos dejaba ver era el camino que se iba abriendo dejándonos pasar.

Juro que si me enfermo cúlpate a Iñaki estoy completamente mojada. Empiezo a sentir frío en mi cuerpo pero al parecer a Iñaki no le importa simplemente mira al frente como si fuese su objetivo.

Al entrar a la enorme mansión por fin Iñaki me bajo de sus hombros. Me sentí un poco mareada por los movimientos de rapidez por parte de Iñaki. Al reponerme frente a mi estaba la mansión de Dave.

Que estamos haciendo en la manada Luna negra, voltee a ver a los lados pero no había nadie todo estaba en un silencio realmente sepulcral. Mi vista se iba de los pasillos a las habitaciones que habían nada absolutamente nada. Solo se podía escuchar el ruido de las manecillas del reloj cuando se movían y el de la llueva que no paraba y que cada vez aumentaba más y más.

Las 3:00 Pm a decir verdad no es tan tarde pero pareciera que fuera ya de noche. Desde lejos se podía ver la oscuridad total de afuera junto a los relámpagos y truenos que cada 10 minutos se escuchaban.

Mi vista se fijó en Iñaki que en ningún momento hablo. Su mirada sigue desprendiendo preocupación, se sentó en el primer sillón que encontró, su pie derecho se movía frenéticamente nervioso buscando soluciones.

Se quedó mirando un lugar en especial dejándose llevar por sus pensamientos.

Tendría que romper el silencio esto me está matando. No saber nada de Dimitri y de el porque estamos en la manada Luna negra adentro de la casa de Dave.

-     Iñaki por qué estamos aquí—pregunte.

Nada, ni una mirada ni una respuesta, solo se quedo inmutado en su lugar sin prestarme atención. 

-     ¡MALDITA SEA IÑAKI DIME QUE ES LO QUE SUCEDE!—grite desesperada.

Golpee con todas mis fuerzas el florero de vidrio que se encontraba a mi lado, este se rompió en pedazos llamando por fin la atención de Iñaki.

Sentí ira en mi al no saber que es lo que sucede porque me trajo aquí donde está Dave y Dimitri y el que hace aquí, se supone que debe estar con Sáhara. Apreté mis puños tratando de controlarme. Sé que algo no está bien, la mirada que desprende Iñaki me lo dice todo, su preocupación y su nerviosismo al no saber qué hacer. Sentía mi cuerpo arder de ira. Impacto mi puño en la maldita pared a mi lado.

Un rayo cayó frente a la puerta creando un gran estruendo en la mansión. Iñaki volteo a verlo sorprendido.

Veía el fuego que empezaba a formarse. Como poco a poco se iba disminuyendo por la lluvia hasta apagarse completamente.

La mirada de Iñaki se posicionó en la mía. Está desprendía mucha sorpresa.

Retrocedí pasos torpes hacia atrás, mis manos taparon mis labios evitando que saliera un gran sollozo de miedo en mi. El rayo cayó unos metros antes de la casa. No medí mis consecuencias pude a vernos matado a los dos.

Negué con la cabeza frenéticamente. Deslice mis espalda en la pared asta quedar de rodillas abrace mis piernas por intuición.

Mi vista se quedo perdida en donde cayó el rayo. Parecía una estatua sin vida.

Una lagrima traicionera salió de mis ojos deslizándose por mis mejillas. Lo único que pasaba por mi cabeza es que pude a vernos matado a los dos. Todo por no medir mis emociones.

Sentía mi cuerpo como era sacudido. Solo veía a través de la ventana la lluvia que seguía recia y el punto exacto donde el rayo había caído.

-      Dalia, reacciona.

Escuchaba gritos.

Sentí un golpe en mi rostro, al instante salí de mi trance. Frente a mi estaba Iñaki sacudiendome para que lo escuchara.

-     Tus manos Dalia están sangrando.

Su voz desprendía preocupación y miedo. Mi mirada bajo hacia ella. Sangre deslizaba por una y la otra de estaba tornando mirada por el golpe en la pared.

Sentía mis ojos pesados. Lo único que escuchaba eran gritos de Iñaki. No se lo que decía pero estaba segura que era el. Veía su silueta borrosa.

Lo último que veo es verlo caminar de un lado a otro buscando algo. 

Mis ojos ya no aguantaban más. Se cerraron por completos quedándome desmayada.

Híbrida حيث تعيش القصص. اكتشف الآن