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Dave. Vampiros malos. Híbrida. La Ninfa del bosque. Mis poderes. Mi sangre. Todo eso es lo que rodaba por mi cabeza. No preste nada de atención en las clases. Todo mi mundo gira al rededor de todos mis problemas. Lograre sentir paz hasta que logre buscar a Dave. Controlar mis poderes. Encontrar a mi loba, vampira y no dejar que nadie se entere de que yo soy la ninfa del bosque si no todos querrán matarme para obtener tener mi sangre y volverse poderosos.

—Dalia—volteo a ver a Irina.

—Que sucede—pregunte.

—Hoy tenemos que ir al orfanato entre más rápido vallamos más pistas obtendremos—explicó.

—Si está bien, saliendo de la escuela–propuse.

Las clases ya habían terminado. Así que aquí estábamos las tres caminando hacia el orfanato. El camino fue demasiado agotado. Pero al fin llegamos. Una casa tipo cabaña. Con un enorme letrero que decía. "ORFANATO LOBO" escrito en color negro con piscas de blanco se  encontraba frente a nosotras.

Entre seguida de las chicas. Las encargadas al ver a Irina le dedicaron una gran sonrisa y la dejaron pasar seguida de nosotras. Caminamos por los pasillos. Encontrándonos con unos niños realmente hermosos. Ellos al ver a Irina corrieron hacia ella y la abrazaron. 

Ella prometió volverlos a venir a ver pero que ahorita tenía que hacer algo.

Llegamos hasta el despacho de la dueña del lugar. Irina toco la puerta y se escucho un pase. Entramos frente a mi se encontraba una señora como de 35 años. Cabello castaño. Ojos negros y una hermosa sonrisa.

—Hola Irina. Un gusto volverte a ver–sonrió

—El gusto es mío Annia—respondió Irina.

—A que se debe tu visita—preguntó.

—Mira ella es Dalia—me señaló, Annia me miró sin entender—ella necesita preguntarte algo.

Entendí que ahora era mi turno de actuar. Me acerque a ella y le sonreí.

—Necesitó saber sobre un niño
llamado Dave que estuvo hace años en este orfanato—pregunte.

—La información sobre los niños que han estado aquí es sumamente clasificada. Pero contigo aré la excepción—me miro. Camino hasta llegar a una enorme cajonera. La abrió dejando a ver muchos papeles que se encontraban ordenados por orden alfabético. Busco uno en especial con su mirada.

—Aquí esta—sonrió sacando un folder y empezó a leerlo—Dave, un pequeño niño de dos años, que no llego solo. Vino acompañado con una pequeña niña recién nacida realmente hermosa. Estuvo aquí, siempre se encontraba aislado de todos, siempre al pendiente de su pequeña hermana, debes en cuando se le escuchaba hablar con ella, unas veces llorando o tratando de ocultar su dolor, hasta que después de dos años una familia logró adoptarlo. Pero no hay de qué preocuparse. Fue una pareja recién casada que por desgracia no podían tener hijos así que adoptaron al pequeño Dave de 4 años. Ese día lloro porque no quería que lo separaran de su pequeña hermana. Se aferró a la pequeña niña que en ese entonces tenía dos añitos. Una pequeña ternura. El pequeño Dave por más que lloro y patalio no logró quedarse a lado de la pequeña. Lo último que vi fue darle un hermoso collar, no recuerdo cómo era pero de lo que estoy segura es que era un hermoso collar. Después de 3 años la pequeña niña de 5 años logró ser adoptada por una hermosa mujer, lo raro es que ella esperaba encontrarse con los dos. Pero solo logró encontrar a uno—explicó.

Lágrimas deslizaban por mis mejillas al escuchar a Anne. Aferre mis dedos al collar que se encontraba en mi cuello. Un hermoso collar que lo tengo desde que tengo recuerdos.

—Gracias Anne, no sabe dónde se encuentra la familia que logro adoptarlo—preguntó  Irina.

—La última vez se le vio en la calle Nathen No.98—sonrió pero al verme su sonrisa desapareció—Que le pasa a tu amiga—preguntó Anne.

—Ella era la pequeña niña de la que usted hablo—confesó Sáhara.

—Ahora entiendo todo, lo siento pequeña, lo encontrarás. Ten fe y esperanza—sonrió.

Asentí con la cabeza.

Salimos del orfanato no sin antes despedirnos de Anne y de los pequeños.

Ya habíamos llegado al palacio. Entramos y lo primero que hice fue ir a ver a Dimitri. Pero no estaba. Lo más seguro es que esté en su despacho. Y si cómo había dicho ahí se encontraba. Me acerque a el y le di un pequeño beso de pico.

—Como te fue—preguntó.

—Muy bien conseguí una dirección donde puede que todavía viva ahí, Aunque lo dudo ya han pasado muchos años—suspire.

—Ten esperanzas mi pequeña. La fe es lo último que se pierde—acaricio mi rostro.

Lo bese. Necesitaba sentirlo. Necesitaba apreciar cada afecto de cariño que me daba. Sentir sus sabroso labios. Su exquisito aroma a mentas frescas. Nuestros labios danzaban al compás del beso. Apasionado y lento a la vez.

Separe nuestros labios con una enorme sonrisa.

—Ya extrañaba el sabor de tus labios–confesé.

—Y yo los tuyos mi pequeña Dalia–sonríe.

—Ven vamos a descansar—susurre.

Subimos las escaleras y entramos a nuestra habitación.

Dimitri quito su camisa dejándome apreciar ese perfecto abdomen. Desvíe su mirada de el. Sentía mis mejillas arder. Me metí a la cama antes que el. Al estar los dos juntos. Abrace su pecho recostando mi cabeza en el. Acaricio mi cabello y logre escuchar un descansa mi pequeña. Cerré mis ojos dejándose llevan por los brazos de Morfeo..

Híbrida Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin