Él se apresuró hasta donde yo me encontraba.

-todo bien señorita?- pregunto preocupado

-si, eso creo- empecé a caminar al granero -escuchaste algo extraño viniendo de alli- lo señale

George me miro nervioso -este tranquila señorita, vuelva a la casa que yo me encargo- me tranquilizó y se afanó

Trote para alcanzarlo -te acompaño, quiero saber qué es-

-quizá son ratas, señorita- George se detuvo, viéndose más agitado que antes -dejeme esto a mi, es mi trabajo-

El solo pensar en ratas me hizo estremecerme pero sacudí la cabeza -de esta casa ese es el único espacio que queda intacto de las garras de mi madre- tome una pala que estaba apoyada en un plástico negro cerca de otras herramientas y volví al lado de George -ayudaré a mantenerlo seguro-
Insistí

Sin mencionar que estás actuando extraño y eso me causa más curiosidad por saber que hay adentro

George se veía más inseguro con cada paso que daba nos

-señorita...- dudo antes de abrir

-vamos- George- le di el último empujón a la puerta y el espacio que estaba iluminado por una serie de rayos de luz que se colaba por las rendijas en el techo revelo el espacio pequeño, pero acogedor y limpio. No había nada allí adentro... O eso pensé.

Un pequeño ladrido hizo que brincara antes de mirar a mis pies.

Un pequeño perrito entre gris, negro y dorado parecía un conejito saltando de emoción alrededor de los pies de George antes de venir a olfatearme. Sería un perro grande, podía verlo en sus patitas peluditas. No era de raza parecía la mezcla entre un Golden retriever y in Husky, tenía mucho pelo que lo hacía parecer esponjoso y sus ojos eran de esa azul característico de los Husky. Era un perro hermoso, pero una de sus patas estaba vendada y cerca de su cola, el pelo apenas estaba volviendo a crecer.

Me agache para acariciarlo y el perro de inmediato se acomodó en mi regazo, mostrándome su panza para que lo acariciara.

Me enamore en ese mismo instante.

-lo siento, señorita-

-¿Es tuyo?- pregunte

-no, el señor lo trajo hace una semana, me pidió que lo cuidará miéntras el estaba de viaje- explicó

Fruncí el ceño

Por que esconder el perro si está también era su casa ahora?

-por su madre, señorita-

Dios santo! Había hablado en voz alta

-él señor sabe que a ella no le gustan los animales y me dijo que lo mantuviera aquí mientras ella o usted se encontrarán aquí- prosiguió -le dije que usted no tendría problema con el cachorro pero él dijo que no quería molestarla-

Mire al cachorro.

-que le pasó?- pregunte

-tenia tiña, por eso las pequeña calvas en su trasero- George rió cuando el pequeño le ladrón, como si no le gustará la palabra -y su pata estaba lastimada-

-y el lo trajo lastimado?-

-no, señorita- George negó -él perro ya había recibido tratamiento cuando el lo trajo. Es muy juguetón y el señor se ha encargado de él personalmente desde que lo trajo- George sonrió como si él le agradara -creo que le dió un poco de tristeza tener que dejarlo- mencionó -me recordó a mi hijo cada vez que se va a la escuché y se despide de Rex- sacudiendo la cabeza su sonrisa menguo cuando me miro

-esta bien, George- lo tranquilice y tome al pequeño entre mis brazos -él pequeño se quedará conmigo-

Dios, porque mi corazón estaba sintiéndose extraño y pesado en mi pecho

Si, rescató a un cachorrito y qué?

Eso no lo hace mejor persona

Y no cambiaba nada. N.A.D.A!

-esta bien señorita- él asintió -esta segura?-

Si, por supuesto- le respondí y antes de seguir a la casa, recordé... -James dejo lo medicamentos?-

George asintió enfáticamente -si, en un momento se los llevo señorita-

Y así terminé con un compañero de habitación.

Un compañero que era del equipo enemigo.

Y cuya existencia solo incremento más todo lo que no debía sentir por su dueño.

Me deje caer en la cama y deje la puerta entre abierta, así el pequeño podría salir.  No le ha la puesto un nombre porque no sabía si James le había puesto uno, así que solo lo llamaba cachorro aunque debo admitir que a veces tenía la tentación de nombrarlo.

El pequeño se acomodó a los pies de mi cama y pronto, con su suave respiración, me quede dormida.

Manos.

Sentía manos en mis piernas, subiendo por mis pantorrillas hasta descansar en mis rodillas para luego separarlas, abriendome... Exhibiéndome.

-Emma...- el susurro de mi nombre con aquella voz como el whiskey con chocolate me despertó

No iba a hacerlo

No!

Pero mi respiración seguía agitada y por más que me aferrarse a las sábanas mis manos picaba por ir a mi sexo, que se sentía en llamas.

No... No puedo

Entonces por qué una de mis manos iba entre mis pechos, bajando por mi vientre?

No

Fue debajo de la enorme camiseta.

Dentente!

Me la quite

Para! Por favor!

Estaba cerca del borde de mi ropa interior ahora y mis dedos se deslizaron dentro, encontrando la humedad.

Me arquee

Mi respiración se agitó aún más, al punto en que empecé a jadear, pero el contacto no era suficiente, me quite la ropa interior y amase uno de mis pechos mientras la yemas de mi índice y anular acariciaba mi clítoris.

Abrí más las piernas y gemi

Acelere el ritmo, pero no era suficiente, mi nombre en aquella voz sensual se seguía repitiendo en mi cabeza. Apartando la mano de mi pecho la lleve entre mis piernas y con el índice tente mi entrada antes de hundirlo dentro de mí

Acompase mis manos pero aún no era suficiente, en mi mente manos más fuerte eras las que me acariciaban, manos más toscas pero con movimientos precisos

Cuando agregue otro dedo a mi interior, en mi mente ya no eran mis manos, mis dedos eran los de él

Los de James.

El orgasmo me golpeó con un grito que tuve que ahogar mordiendo mi almohada, mientras mi cuerpo sufría estamos deliciosos que me dejaron sin aire.

Cuando el éxtasis acabo... Todo se vino abajo

Pero... Qué demonio?!?

Censura (a forbidden love story #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora