- ¿No me considera digno? -pensó.

Pero Sakura le sacó de sus pensamientos. Él era el que estaba metido en un Genjutsu. Uno en el que él metía a la pequeña en su Genjutsu. Itachi no conseguía salir y se sentía molesto por no haberse dado cuenta inmediatamente. Sakura no se había contenido en ningún momento.

- Acabemos con esto -dijo la pequeña para luego sacar a Itachi del Genjutsu.

Él se encontraba aturdido. Tanto que no pudo ver cuando la peli-rosa se le acercaba con una sonrisa y le daba un puñetazo mandandole a la otra punta del campo y terminando estrellado contra la pared.

- Eso ha sido increíble.

- Eso o Itachi ha perdido facultades.

- No -dijo la pequeña-. Si Itachi hubiera usado todo su potencial, me hubiera derrotado fácilmente. Además, la he tenido fácil porque estaba un poco mareado y tiene fiebre.

- ¿Cómo?

Konan se acercó a Itachi. La pequeña tenía razón. Al tocar su frente noto que estaba ardiendo.

- Zetsu.

- Hai.

- Aunque podrías haber dado más juego, supongo que con esto ya está bien.

- Sakura. Se nos olvidó decirte -dijo Kakuzu-. Necesitamos la cabeza de tu padre para cobrar una recompensa.

- Que poca delicadeza... -dijo Kisame.

- Va a explotar otra vez... ¿Qué hacemos si se pone a llorar otra vez? -pensó un poco aterrado Deidara.

- Sí. Toma -dijo mientras sacaba un pergamino.

Su tono de voz demostraba que estaba tranquila. Y eso parecía confundir un poco a los Akatsuki.

- No me importa dartela. No significa nada para mí. Es la cabeza de un viejo imbécil -dijo arrancandosela.

- Podría haber usado el kunai perfectamente -pensó Pain.

- Niña. ¿Preparada para la siguiente prueba? -le preguntó Kakuzu ignorando el estado del Uchiha.

- Sí.

- Vamos a jugar a un juego de estrategia -le dijo Kakuzu.

- ¡Hai!

- Mmmm... Dejaré que hagan lo que quieran -pensó Pain mientras se iba con Konan y Zetsu a cuidar de Itachi.

- No ha utilizado el Sharingan... ¿Debería decir que lo tiene? -pensó Konan.

Llevaron a Sakura a una especie de sala de estar normal. Con sofás, televisión, unas librerías... Pues eso, normal.

- Pensé que iba a dar más pelea -dijo molesto Haku.

- No te quejes. No quiero llamar la atención. Además, parece que ese Tobi esconde más poder del que aparenta.

- ¿Tú también lo has notado?

- Sí.

Después de esa breve conversación en su mente, Sakura se sentó en una de las sillas delante de la mesa en la que había unas cartas de póquer.

- Niña. ¿Sabes jugar poquér?

- Sí, Kakuzu-san.

- ¿Tienes dinero?

- Le vas a sacar dinero a niña... Kakuzu, has caído muy bajo... -le dijo Sasori.

- Ni siquiera yo soy tan vil... -le dijo ahora Hidan.

- Kukuzu-san, ¿qué es vil? -preguntó Sakura.

Todos los Akatsuki presentes menos Kakuzu tenían gotitas de sudor en la sien.

- ¿Desde cuándo Akatsuki es tan animada? -pensó Sasori.

- Kakuzu-san -le llamó la pequeña-. No tengo dinero, pero tengo esto.

De una pequeña bolsa. La pequeña sacó unas cuántas piedras preciosas valoradas por un muy alto precio cada una.

- ¿C-Cómo? -preguntó Kakuzu asombrado-. Da igual, no me interesa. Apuesta.

- ¡Hai! -dijo inocente.

No tardo en ganarle a Kakuzu una fortuna. Ganó partida tras partida arruinando a Kakuzu.

- Kakuzu-san... Esto es aburrido...

- ¿Qué? No te levantarás de ahí hasta que te gane...

- Pero apostar dinero es aburrido...

- Ya basta -interrumpió Kisame-. No la obligues. Pequeña, ven. Te llevaré a un buen sitio -dijo extendiendo su mano. La pequeña correspondió.

- Kakuzu-san, puede quedarse el dinero que he ganado. No me importa. Mientras tenga las piedras que brillan podre mantenerme sin problemas -dijo con una gran sonrisa. Kisame se llevó a la pequeña.

En la sala, Sasori, Deidara, Tobi y Hidan intentaban desesperandamente aguantar la risa. Kakuzu era un experto en los juegos de apuestas... Había sido fácilmente vencido por una pequeña niña de apenas 7 años.

- ¡Jajajajaja! -rió Deidara escandalosamente.

- Kakuzu... Esa niña te ha superado... Y encima con una gran racha de victorias.

- ¡Tobi! ¡Seguro que tú también le ganas fácilmente! -se burló Hidan.

Kakuzu estaba estático. Había recibido un tremendo golpe en su orgullo y las bromas de sus compañeros no eran de mucha ayuda.

Mientras tanto, Zetsu estaba ocupándose de la fiebre de Itachi.

- Como siempre muestra el mismo semblante, es difícil saber cuando esta enfermo.

- Zetsu, ¿es posible que alguien que no pertenezca a un clan, digamos el Uchiha, pueda tener el Sharingan? -preguntó Konan.

- No, es imposible a no ser que sea trasplantado -dijo Itachi serio saliendo de su trance.

- ¿Por qué lo dices? -preguntó Zetsu-. Además, no podría ser realizado por mucha gente y se necesita grandes conocimientos de medicina. Se necesitan un cuerpo fuerte compatible con el Sharingan, o sea células madre fuertes, ojos de los Uchiha y solo hay dos personas con tantos conocimientos, Tsunade Senju, Orochimaru y yo.

- ¿Pero y en el caso de que alguien lo tenga? -preguntó Konan un poco nerviosa por si contarles la verdad o no.

- ¿Qué quieres decir? Los únicos Uchihas que quedan somos mi hermano y yo -dijo ya un poco molesto por la conversación.

Konan había perdido la compostura y se lo había contado. La reacción de Itachi fue correr por la guarida intentando dar con la niña.

- Tonto, que tienes el Sharingan.

- Nee Kisame-san, ¿sabe como se controla el Sharingan? -dijo mostrándoselo en la cocina.

Por casualidad, Itachi había entrado corriendo siendo perseguido por Pain. Se quedó estático junto peli-naranja sin saber como reaccionar.

- ¿Sharingan? Pequeña, ¿qué más nos escondes?

Bueeeeeeno, aquí esta el capítulo. Tengo falta de inspiración (y de ganas) con esta historia pero me gusta la idea de Sakura en Akatsuki.

Son dos opciones:

a) Más largos pero más tardo en actualizar

o

b) Más cortos pero menos tiempo en actualizar

¡Gracias por leer!
¡Y por su paciencia! >_<

El Cerezo De AkatsukiWhere stories live. Discover now