2: "El club de los corazones rotos"

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-Si, bueno algo así, solo si lo convencemos de que nuestra historia es buena, así que, quizá si le cuentas el origen del nombre de "El club de los corazones rotos", puedas convencerlo – interrumpió mi acompañante, sacándome de aquel predicamento.

-Pues es más simple de lo que piensas, ¿sabes? – respondió la chica tomando asiento – en realidad sonara muy "freaky", el nombre es por el libro de Samuel de Luque, ¿lo conoces? – preguntó de pronto.

-Si, he escuchado algo sobre él – mentí, la verdad mi investigación sobre aquella persona había sido profunda a lo largo de esa semana y sabía todo lo que las revistas, periódicos y entrevistas que le habían realizado, me podían ofrecer.

-Es su fan – dijo despreocupado Ismael mientras tomaba un bocado de su pastel.

-¡Vaya, pues bienvenido al club! – dijo entre risas Emma.

-En realidad no me consideraría un fan, solo he leído parte de su último libro y aunque me duela admitirlo, solo por la serie televisiva que están haciendo sobre el mismo – admití con las mejillas teñidas en carmín.

-Bueno, al menos es un buen comienzo – y estalló en carcajadas.

-En fin, cuéntale porque le pusieron así a este lugar – insistió Ismael.

-Es simple, este lugar inspiró el título del libro y el título del libro inspiró al nombre del lugar – sonrió Emma - ¿Satisfecho? – esta vez se dirigió a Ismael.

-No, sabes de sobra que esa no es la historia completa – dio un sorbo a su capuchino, mientras yo observaba la escena un tanto incómodo.

-La historia se la debería contar Mateo, no yo, y lo sabes – dijo la chica mientras se ponía en pie – ahora, si me disculpas debo trabajar, un placer conocerte Guillermo y espero que mi respuesta no te haya hecho pensar en dejar tu investigación – finalizó mientras se dirigía a paso apresurado a una mesa cercana.

-Bien, entonces tendré que llamar a Mateo – dijo Ismael poniéndose en pie, en tanto yo no terminaba de entender la situación. Vi cómo se acercó hasta la barra e intercambio unas palabras con quien supuse, debía ser Mateo, de pronto aquel hombre frunció un poco el ceño y me dirigió una mirada asesina mientras negaba en múltiples ocasiones hacia Ismael, parecía que no quería hablar sobre algo, sin embargo y para mi sorpresa la mueca de aquel joven se relajó de pronto y salió de detrás de la barra para dirigirse hasta la mesa donde yo luchaba por mantener la cordura y no salir corriendo.

-¿Cuál es tu nombre? – pregunto una vez estuvo frente a mí.

-Gui-Guillermo Díaz – solté con dificultad, era un hombre un tanto imponente.

-Mateo Batuecas, soy el dueño de "El club de los corazones rotos" – dijo extendiendo una mano frente a mí, la cual no sé de donde saqué valor de tomar.

-Un placer – no sabía que más decir.

-Bueno, pues veras, conocí este lugar gracias a Samuel hace más o menos 5 años; anteriormente funcionaba como una casa de cultura, muchos pintores, escultores, músicos y escritores amateur venían aquí a pasar el rato y dejar fluir su creatividad, entre ellos obviamente Samuel. El dueño de la casa se quedó en bancarrota después de su divorcio y buscaba a quien venderla, por aquel entonces Samuel... - hizo una pausa que resultó incomoda hasta para mí, era como si quisiera tragar un grueso nudo que se le había formado en la garganta – en aquel entonces Samuel tenía un gran apreció por este lugar y, mi prometido, Valente – señaló al chef, quien preparaba alguna orden detrás de la barra, con un rápido movimiento de manos – también él lo apreciaba – una nueva pausa que me puso a pensar en la posibilidad de que aquel "él también lo apreciaba" no estaba dirigido precisamente al lugar – el caso es que tras unas cuantas charlas Samuel supo que este lugar había sido la casa donde aquel hombre había vivido con su esposa por casi 20 años, y que después de este tiempo, simplemente de un día para otro le había exigido el divorcio argumentando que jamás había estado enamorada de él, mucho menos querido, que simplemente lo había soportado por la idea que ella tenía de la supuesta fortuna que poseía, pero al enterarse de que en realidad sus ingresos eran tan bajos como los de un obrero cualquiera y que lo único de valor que poseía era esta casona, solo había soportado por su único hijo, pero que al haber crecido lo suficiente le daba la libertad a ella de poder largarse a buscar una mejor vida – un nuevo suspiro, esta vez de compasión para el hombre de la historia – el hombre había perdido todos sus ahorros en abogados para conservar la casa, sin embargo, al final tenía el corazón tan destrozado que prefería deshacerse de ella e iniciar una nueva vida lejos de todo – hizo una pausa para tomar un poco de aire y mirar brevemente a Ismael – Samuel recién iniciaba su carrera como escritor, a pesar de ello me ofreció todos su ahorros y la promesa de pagarme algún día, a cambio de que le ayudase a comprar este lugar – una sonrisa se dibujó en su rostro, parecía estar emulando el mejor recuerdo de su vida – Aun sigo pensando que no le he agradecido lo suficiente por ayudarme a tomar la mejor decisión de mi vida, en fin, poco después le llegó un brote de inspiración y escribió la historia de "El club de los corazones rotos" donde con el permiso del antiguo dueño de la casona incluyó la historia de este lugar, por esta razón decidí nombrarlo de la misma forma – su gesto se endureció nuevamente – Y bien ahora tienes la historia del lugar, ¿dime que quieres saber exactamente sobre mi primo? – dijo mirándome de manera dudosa.

-Y-Yo, en realidad – no sabía que responder, ¿su primo?, había sido un cambio de tema bastante drástico, qué se supone que debía responder.

-Él quiere saber de sus romances – respondió un despreocupado Ismael, sin dejarme opción a formular una excusa verdadera.

-Ya veo, y eso supongo incluye a Valente ¿no es verdad? – parecía haberse relajado un poco por alguna razón, yo seguía sin entender la parte de "mi primo".

-Yo – seguía mudo, en verdad estaba siendo sometido a mucha información de golpe.

-Bien, puedes investigar y hacer las preguntas que quieras, siempre y cuando ninguno de mis empleados resulte lastimado y mucho menos Valente o Samuel, ¿está claro? – no entendía si la pregunta estaba dirigida hacia mí o si de nueva cuenta Ismael respondería.

-¡Contesta parguela! – dijo Ismael.

-¿Eh?, ¡oh! S-si, está claro, supongo – y no alcance a comprender el lio en que me acababa de meter.

-Bien – de nueva cuenta extendió una mano hasta mí antes de ponerse en pie – y una cosa más, sin nombres reales, sería un golpe muy duro para cualquiera de los involucrados, ¿de acuerdo? – qué quería decir con "un golpe muy duro".

-De acuerdo – respondí sin más, de cualquier forma ya estaba metido en esto, lo único que me quedaba era continuar con esta locura. 

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¡¡¡¡Actualización!!!!, al fin soy un poco mas libre para escribir, me tarde pero esta vez prometo que seré mas constante, después de este capitulo comienza el salseito del bueno... o tal vez no tanto, pero comienza la historia como tal... 

Gracias a quienes han leído el primer capitulo y espero disfruten mucho de este

Cualquier comentario, voto o notita de amor se agradece...

Besos con sabor a gominola de fresa y abrazos de unicornio (hace mucho que no escribía esto

Las musas de Samuel de Luque (Wigetta) #FL2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora