La decisión de Tayuya

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Narrador yo

Una pelirroja de ojos chocolate, vestida con una ropa igual a la del Sannin de las serpientes, y un gorro negro en la cabeza que hacía que un mechón de pelo cruzara su cara (ya sabéis como es Tayuya), estaba dando vueltas por su habitación, la cual parecía más una celda que otra cosa, mientras pensaba en las palabras de uno de los ayudantes del Sannin de las serpientes, que no parecían querer salir de su cabeza.

Ella, que generalmente se metía con todo y con todos sin importar que, ahora se la pasaba seria, haciéndole recados al pelirrojo siervo de la serpiente que le caía mal.

Tayuya solo estaba en ese lugar por dos motivos: no tenía familia y esa marca de su cuello le molestaba. La única manera de calmar ese dolor era estar junto a su creador. Era como si tuviera dependencia hacia el Sannin. Si se alejaba por su cuenta, esa marca le hacía ver su error y le empezaba a palpitar, obligándola a estar con el de nuevo.

Estaba frustrada. Ahora era la secretaria de Uzumaki Ryū, ese lame botas como Kabuto, aunque se notaba que era poderoso, lo que no encajaba para la chica. ¿Qué se suponía que hacía ese chico ahí si ya era muy fuerte?

Ryū le había hablado de que ella misma era propiedad de un príncipe, de su señor y de que pertenecía a su familia, algo que para ella, era una clara referencia a su lealtad con Orochimaru.

Nunca había visto a ese chico hasta días después del ataque a Konoha, aunque ella no tuvo que hacer mucho. De eso se encargaban tanto los ninjas de Suna como los de Oto.

En cuanto Ryū llegó, pareció fijarse en ella. Eso la molesto desde que el pelirrojo, la miraba de arriba a bajo y luego consiguió su ficha, y lo más gracioso es que se la pidió a ella misma. No tuvo elección y se la entrego, bajo la mirada analítica de la serpiente. Tras ese incidente, ese chico se hizo cargo de ella, básicamente. Orochimaru acepto que trabajará con el.

Eso me era lo que le molestaba. Tayuya. Gracias a que estaba con ese chico, el Sannin casi ya no la hacia pruebas ni pasaba mucho tiempo en los laboratorios junto a la serpiente y el chico de gafas. Casi parecía que se habían olvidado de ella, y eso era gracias a Ryū.

No sabía quién era ese chico, pero lo que le quedaba claro, era que el Sannin le confiaría su más oscuro secreto. Seguro que era su seguidor más fiel, más incluso que Kabuto.

Tayuya se muerde el labio, mientras sigue con esos pensamientos en su cabeza, mientras sigue dando vueltas por su cuarto, con los nervios a flor de piel. Ryū le había pedido que se quedará despierta hasta tarde, que hablaría con ella de algo muy importante, pero que sería cuando terminara un encargo de la serpiente.

La pelirroja no podía esperar mucho más. Ya estaba ansiosa. Quería saber que era de lo que tenían que hablar. Para Tayuya, todo lo que rodeaba a ese Uzumaki era un misterio para ella misma. Su actitud, sus acciones...nada me cuadraba. Por un lado parecía ser el más leal para con la serpiente; pero con ese poder que tenía el chico, no le veía como un simple subordinado y no el líder en si, mas sabía que eso no podía ser.

Entonces, ¿en donde ponía al chico? Antes de seguir con sus pensamientos, la puerta se abre, dejando ver a Ryū con su vestimenta de Jounin de Oto.

Ryū:veo que me has hecho caso, Tayuya.

La chica suelta un bufido y mira al pelirrojo con el ceño fruncido.

Tayuya:como si tuviera elección.

El chico deja un par de pergaminos sobre la mesa que hay en la habitación de la chica, y también deja la carpeta que le dio hace unos días atrás, con la información de cuatro personas, ella incluida.

Ryū:creo que le das demasiadas vueltas a las cosas, mi querida Tayuya–el chico abre la carpeta y saca la ficha de ella–. Te preguntarás, ¿cómo es que alguien como yo, está del lado de Orochimaru? A veces hay que mirar más allá de lo que se ve, dulce niña. En este mundo, no todo es lo que parece.

Tayuya aprieta los puños y fulmina al chico con una mirada de ira, no muy contenida.

Tayuya:¿¡entonces quién mierdas eres!? Ya déjate de juegos sobre que pertenezco a una familia y esas cosas. No soy estúpida. Tu estas...

Ryū:¿del lado de Orochimaru?–la corta, con una sonrisa bajo la máscara de tela–. Deja de verme como el lame botas de la serpiente, chica. Tú y yo sabemos que podría matarle si quisiera, así como a ese tío de gafas.

Tayuya:tch...deja de rayarme la cabeza. ¡Estoy arta de estos! ¡No entiendo nada, joder!

La pelirroja de ojos chocolate, se sienta en la cama, con la cabeza den las rodillas y los ojos un poco llorosos, cosa que la sorprendió. Ella no era de las que lloraban, al menos desde la muerte de sus padres. No se daba el lujo de derramar lágrima alguna frente a gente como él Sannin traidor y sus subordinados. No entendía como las derramaba frente a ese chico.

Ryū:tu sufres como todos, pero te lo callas–el chico se apoya en la pared y cierra su ojo visible–. Tu perteneces al clan Uzumaki, a mi clan. Por eso digo que eres mi familia.

La chica abre los ojos de golpe. ¿Qué pertenecía a un clan, que además era el de ese chico? Eso no tenía ningún sentido. Si pertenecía a un clan, ¿cómo es que el Sannin no sabía nada al respecto?

Ryū:antes que digas nada, se que eres de mi clan por tu firma de chakra. Es muy semejante a la mía, casi iguales, aunque no tienes la misma cantidad inmensa que poseo yo, de ahí que seas buena en genjutsu–abre su ojo izquierdo y mira detenidamente a la joven. Sigue con la cabeza baja, pero ha dejado de llorar–. Si te preguntas por qué no había nadie de tu clan con tu familia, como suele pasar, es porque somos de un clan casi extinto. De momento hay un total de cuatro miembros, contándonos a nosotros dos.

Tati alza el rostro, por el que se ven rastros de lágrimas.

Tayuya:¿y que haces aquí? ¿Por qué no estás con ellos? ¿Y que era eso de que soy propiedad de un príncipe? ¿Eres tú?

Ryū se separa de la pared.

Ryū:estoy aquí, buscando gente para enfrentar al mal, por así decirlo. El Sannin reptil, tiene chicos muy habilidosos, y me parece injusto que sean usados como armas. Yo los ayudaré, y tú estás entre ellos, a parte de que eres de mi clan–contesta, cruzándose de brazos–. Si, le perteneces al príncipe de Uzu, dado que tiene que restaurar el clan y ya sabes cómo–la chica se pone roja como su cabellera–. Y yo no soy el príncipe. Yo no puedo ayudar a mi líder a restaurar el clan, ya que él es el único con capacidad de reproducción aún activa–se agacha frente a la chica del genjutsu y coloca una mano en su hombro–. ¿Nos ayudarás a traer la paz? Te aclaro que solo estarás con él si los dos os queréis y esas cosas...no soy bueno expresándome, ¿vale?

Tayuya ríe ligeramente. Hacia tiempo que deseaba sentir lo que era una familia, y ese chico se lo estaba proponiendo, a parte de que podría hacer el bien.

No confiaba aún en él, pero podía intentarlo.

Tayuya:aceptaré, cuando te ganes mi confianza.

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Hasta aquí este hermoso capítulo. Espero os guste y que os podáis pasar por mi nueva historia Uzumaki Naruto: El Alumno de Óbito.

Nos vemos en el próximo capítulo 😊 ttebayo 😄 😄

Uzumaki Naruto: El Jinchuriki PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora