45- Poco a poco todo vuelve a la normalidad.

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La policía no se hizo esperar y cuando menos lo pensé, ya me estaban haciendo sus típicas preguntas. Intenté responderlas lo más precisas posible, sin evitar ningún detalle, pero tampoco extenderme en terrenos innecesarios, lo único que quería era volver a casa o hablar con alguien que conociera. Después del cuestionario que me pareció interminable, al fin me dejaron libre, aunque no me podía levantar porque la doctora se negaba a darme el alta con la escusa de que aun estaba débil.

Me quede un momento viendo la luz blanca que iluminaba desde el techo del mismo color, hasta que alguien abrió la puerta, mis padres hacia poco que se habían ido, prometiendo volver con algo más comestible que la comida de hospital, así que me gire rápido a verlos, sin embargo la imagen con la que me encontré fue muy distinta. Paradas bajo el umbral, estaban Megan junto a Hannah.

-Hey, parece que acabaran de ver un fantasma- dije con gracia, cuando vi que no se movían desde donde estaba, ambas me miraban como si no terminaran de creer que estuviera frente a ellas. Megan fue la primera en reaccionar y se acerco para abrazarme.

-Nunca más, es la vida te voy a ayudar en alguna de tus locuras, estuve a punto de morir de los nervios por tu culpa, loca del demonio- dijo con preocupación, aunque a mí solo me causó gracia.

-Sí, claro, como si…- mis palabras quedaron en el aire cuando la mire a los ojos. Fue inevitable pensar en Bruno ¿Dónde estaría? ¿Habría vuelto con Daniel? En nuestra “despedida” le había dicho varias cosas de las que me arrepentía, pero sin duda no pensaba regresar a ese pueblo por nada en el mundo

-Hola, tierra llamando a Brenda- cuando parpadeé, me encontré con los ojos azules oscuros de Hannah -¡Heroína!- grito cuando logre enfocarla y entonces me envolvió en un abrazo asfixiante –No sabes lo preocupados que nos tenias a todos, nunca vuelva a hacer algo así ¿Oíste?- se separo para señalarme acusadoramente y yo me lleve una mano a la frente, estilo militar.

-Señor, sí, señor- dije firme y entonces pasó algo increíble, las tres empezamos a reír, olvidando por completo nuestras antiguas diferencias. Se sentía bien.

-Es increíble que, ni siquiera después de vivir una situación como la que acabas de saltear, cambies esa locura- dijo Megan mientras negaba con la cabeza. Luego nos pusimos a hablar de cosas sin sentidos. En el tiempo que estuvimos conversando, no pude evitar notar la buena relación que ahora existía entre Megan y Hannah, no era la de mejores amigas, pero al menos hablaban sin dedicarse miradas cargadas de odio o burla ¿De qué me había perdido?

Megan estaba contando algo de una de nuestras antiguas compañeras, cuando recordé algo importante

-¿Cómo nos encontraron?- pregunte cortando la charla y ambas se miraron entre sí, para luego dirigir sus azules hacia mí.

Megan fue la primera en hablar.

-Cuando empezaron las búsquedas, la policía vino a mi casa, porque como sabían de nuestra…, no tan buena relación, yo les dije que habías dicho algo de ir a Rominet, pero no me creyeron y los comprendo ¿Quién con media neurona en funcionamiento iría a un lugar así?- le di un golpe en el hombro y ella rió, pero inmediatamente volvió a su expresión seria –Siguieron las búsquedas y hace una semana, cuando ya no te encontraron en ningún lugar, volvieron a casa, les explique que habías comentado algo sobre una llamada, cuando me pidieron el numero y se los di, intentaron rastrearlo, pero no pudieron, entonces llamé a Diego y no sé que hicieron pero lograron recuperar la localización, el resto se basa en esos procedimientos de la policía, que necesitan las ordenes de allanamiento o las pruebas, cosas inútiles, según mi punto de vista y que además solo sirven para aumentar el peligro de las personas involucradas- la explicación de Megan fue acompañada de varios gestos al aire, como agregándole drama a cada situación.

-Wow- dije en un suspiro sorprendido y luego continuamos con las charlas sin sentido, evitando por completo cualquier cosa relacionada a las semanas lejos de casa.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que mis padres regresaran con la tan ansiada comida. Mis amigas se retiraron, prometiendo regresar más tarde, dejándonos solos. Devoré todo lo que traía el recipiente, mientras mamá no dejaba de repetir lo feliz que estaba de tenerme de regreso y que por nada del mundo me dejaría sola otra vez. Apenas saliera del hospital me tendría que mudar con ellos. No lo iba a negar, la noticia me entristecía. Al fin había logrado hacer dos amigas y no me sentía tan fuera de lugar, pero también debía comprender a mis padres, ellos habían sufrieron al igual que yo y lo menos que podía hacer para compensarlos, era intentar cooperar, además, de todos modos, más tarde que temprano, lo tendría que hacer. Había una palabra que resumía todo: universidad.

No estaba segura de cuánto tiempo había pasado en esa camilla, pero ya se me hacia insoportable. Me sentía bien, no tenía ninguna herida y tampoco ningún trauma. Quería irme, a donde sea, pero salir de ese lugar, respirar el aire fresco que se me había prohibido por días, ver el cielo sobre mi cabeza, que la brisa me golpeara en el rostro. Quería no solo ser libre, sino que también sentirme así. Veía el segundero correr y correr, mientras que yo solo tenía que limitarme a observarlo. Megan y Hannah volvieron como había prometido y sus comentarios me lograron entretener por un rato, pero luego se tuvieron que ir y el reloj volvió a poseer toda mi atención. Mis padres también iban y venían, al principio, pero luego se fueron para empacar mis cosas en el departamento. Al parecer quería que nos marchemos apenas obtuviera el alta médica.

Después de varias insistencias, los médicos se fueron quedando sin argumentos validos y finalmente accedieron a darme el alta, aun cuando insistían en que debía quedarme un poco más bajo observación. Idioteces.

Después de que mis padres llenaran el papeleo correspondiente me trajeron una muda de ropa limpia para cambiarme.

Cuando sentí el aroma de la ropa perfumada que ahora traía puerta, inhalé profundo y cerré los ojos, quedándome unos segundos más en el cubículo. Una vez que cruzara esa puerta, todo lo vivido quedaría atrás, como un sueño y no comprendía porque eso, de una extraña manera, no me parecía tan gratificante.

Mi locura, tu salvación|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora