15-Confesiones

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Recuerdo que cuando era pequeña, y había alguna comida que no me gustaba, mi mama me obligaba a comerla, sino no podía irme a jugar, así que, si o si, me tenía que quedar sentada hasta que terminara lo que tenía en el plato.

Ahora, varios años más grande, sentía que me remontaba de nuevo a esos tiempos, solo que mi mamá había sido remplazada por Bruno y lo que me tenía que comer, era su absurda explicación.

-¿Y bien? ¿Piensas hablar?- pregunte impaciente por su silencio.

Cuanto más rápido comenzara, mas pronto lograría irme.

Aspiro profundamente por la nariz y luego clavo su mirada en el suelo

-Cuando tenía catorce años, rompí con mi primera novia, de verdad la amaba, pero me entere que ella me había estado engañando- su voz sonaba dolida y por alguna razón, sus palabras atrajeron mi atención.

Seguramente era porque me había ocurrido algo muy parecido con Matías.

-Luego me entere que había estado con un chico que andaba en las drogas, carreras ilegales, en fin, estaba envuelto en cosas turbias.

>>Con tan poca edad, y un corazón destrozado, no se toman las mejores decisiones. Sin pensarlo, me empecé a informar sobre los punto de ventas de las sustancias, y meterme en las apuestas. Creía que así ya nadie me rechazaría. Que sería el mejor.

>>A medida que pasaban los meses, empecé a consumir drogas cada vez más potentes, y las apuestas eran cada vez más fuertes, y empecé a robar para conseguirlas. No quería pedirles el dinero a mis padres, porque sabía que le tendría que dar explicaciones que no tenía intenciones de dar.

>>Para cuando cumplí los dieciséis años, ya estaba bastante familiarizado con el ambiente, y ninguna chica me decía que no. Fue mi época dorada, sin embargo, hay un dicho que dice: "No hay mal que por bien no venga", y así fue.

>>Llego al pueblo un tipo que empezó a envolver a los más jóvenes en sus apuestas, y yo no fui la excepción. Para cuando me quise dar cuenta, ya le debía una cifra imposible de pagar. Eso me llevo a alejarme de ese ambiente, pero sin darme cuenta que una vez que entras, cuesta demasiado salir. Trate de huir a los que les debía, pero luego empezaron a llegarme las amenazas.

>>Un día, iba caminando tranquilamente de regreso a casa, cuando me interceptaron tres tipos y me dieron una golpiza que me dejo grave por varios días. Antes de caer inconsciente, me dijeron la primer amenaza que de verdad me preocupo: "Ya no habrá más advertencias tontas, Olivera, la próxima empezamos a cobrarnos con la vida de tu hermanita" cuando dijeron esas palabras, sentí que el mundo se me caía a pedazos. Megan era, y es, lo que más quería, y no iba a dejar que le hicieran daño por una estupidez mía, solo mía.

>>Una vez que salí del hospital, volví a la zona de carreras y cuando encontré al que me había envuelto en esto, le propuse ofrecerme a trabajar para él, si con eso dejaba a mi familia en paz. Él aceptó.

>>Como mi familia no tenía ni idea de mis verdaderos problemas, para ellos todo eran venganzas de mi ex novia, decidí fingir mi huida voluntaria y me vine para acá.

>>Desde entonces trabajo con Daniel, que también vino aquí por la misma razón, en la sección de secuestros...y esa es mi historia- finalizo seco y con las manos echas puños sobre su regazo.

Su relato me había dejado sin palabras, igual eso no quitaba el hecho de que se había comportado como un idiota.

-Y... ¿Tu jefe entonces es un secuestrador y pide recompensas por ello, o solo los recluta como a ti?- pregunte con cautela.

Mi locura, tu salvación|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora