4-Misión imposible

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En cuanto salí a la calle, sentí que me derrumbaba.

¿Cómo haría para entrar en un lugar como ese? ¡Es casi como un suicidio! había dicho Megan y, a cada segundo que pasaba, estaba más convencida de que tenía razón. Era una misión CASI imposible, para no decir directamente imposible.

Estábamos en julio, y el frio se hacía sentir, lo que hizo que me arropara más, en la campera que me habían regalado mis padres, para mi último cumpleaños.

Ay, como los necesitaba en este momento.

Extrañaba los regaños y concejos de mama; los ataques de sobreprotección o el asado de domingo de papá. Los extrañaba completos, con sus cualidades y defectos. Sin embargo se encontraban a kilómetros de distancia y Hannah tampoco estaba en el pueblo.

¿Cómo haría para organizar algo tan complejo, yo sola? Repito: era misión imposible.

Mire la hora en mi celular: 14:30.

Tome una gran bocanada de aire y cerré los ojos. Era consciente, que cualquiera que cruzara por ahí, pensaría que estaba algo loca, pero no me importo. Necesitaba pensar y organizar mis ideas.

Ahora bien, hacia menos de cuatro horas, que había respondido una llamada de un número desconocido, que pedía auxilio desesperadamente, después confirme que, por desgracia, no se había tratado de ningún tipo de broma y por último me había enterado, que la llamada se había realizado desde Rominet y para ser específicos: Calle Siete.

Si hubiese sido en cualquier otro lugar, capaz que me habría resultado más fácil tomar la decisión, pero Rominet y la Calle Siete puntualmente, me aterraba, y mas, después de escuchar lo que me había dicho Megan.

Sabía que no tenía la obligación de ir, pero mi conciencia no quedaría tranquila, si no hacia algo para ayudar. Así que sin pensarlo demasiado, empecé a caminar hacia la comisaria. No tenía muchas esperanzas, pero valía la pena intentar.

Al entrar al establecimiento, me recibió un uniformado de mediana edad, y que parecía bastante serio y estricto.

-Hola soy el subcomisario Fuentes ¿En que la puedo ayudar?- dijo con su voz potente, apenas me vio. Debo admitir que su mirada café oscura, era intimidante.

-Ehh, si yo...- ¿Como se lo decía? -...quería solicitar algún refuerzo...- y así fue que le explique todo con detalles, bajo su mirada atenta. Todo fue en vano.

Megan había tenido razón.

-No podemos arriesgarnos a entrar en esa zona, solo por un simple llamado, se necesitan pruebas concretas- dijo en suboficial con clara molestia ante mi pedido, y luego me había "ofrecido amablemente" a retirarme, si no tenía nada relevante que aportar.

¿Acaso había dicho que necesitaba pruebas? Pues, cuando las encontrara, me aseguraría, de hacérselas llegar, personalmente, al subcomisario de apellido Antipático.

Cuando salí de ese lugar, camine un par de cuadras sin ningún rumbo fijo, hasta que encontré la plaza y me senté en un banco solitario. Desde allí podía ver como un grupo de niños corrían de acá para allá, con enormes sonrisas en su rostro, sin preocupaciones y por un momento desee volver a esa etapa de mi vida.

En ese tiempo no tenía ningún problema. Todo se basaba en juegos y peleas con mi hermano...

Thomas, como lo extrañaba.

Flashback

-¡Tomi!- grite desde la planta baja -Te quieres apurar, ¡vamos a llegar tarde por tu culpa!-

Mi locura, tu salvación|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora