20-Confesión

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Este cap. se lo dedico a thunderstorms75 y yelissadiaz ¡Gracias por votar y comentar!

A lo lejos se oía el golpetear constante de algo, pero no sabía qué.

Mis codos y rodillas ardían de lo peor, mientras que mis parpados pesaban demasiado y el cansancio que tenía instalado en el cuerpo, me dificultaba abrirlos.

De repente un olor a humedad mezclado con otro aborrecible, filtro por mis fosas nasales, provocando que todo mi sistema se pusiera alerta.

Trate de sentarme sobre la superficie dura en la que me encontraba, pero una punzada en la sien, me obligo a permanecer quieta, sin impedir que un quejido desgarre mi garganta.

Al hacerlo, el golpeteo ceso por un segundo y luego empezó a sonar cada vez más cercanos. Fue ahí cuando comprendí que se trataba de los pasos de alguien.

-¿Brenda?- esa voz...-Brenda despierta- repitió, solo que esta vez lo dijo sacudiéndome, lo que hiso que el dolor se sintiera mas.

Volví a soltar un quejido y él se detuvo.

Con mucha fuerza de voluntad, logre abrir los ojos, pero rápidamente los cerré, para volver a abrirlos y pestañear rápidamente, hasta que logre enfocar y lo vi. Era él.

-Tu...- hablar me hiso sentir que la garganta se me desgarraba, obligándome a parar e intentar tragar saliva, aunque no sirvió de mucho -Bruno- lo llame.

Él había bajado la vista y la mantenía clavada en sus manos sobre el regazo, pero al oírme, arrastró su atención hacia mí

-¿Tú fuiste el que me grito que corriera?- pregunté y el asintió.

-Aunque no te sirvió de mucho y lo lamento- se disculpo con tono triste y luego volvió a llevar la vista hasta sus manos.

Recorrí el lugar con la mirada.

Estábamos en una habitación que solo era iluminada por la lámpara del techo, ya que carecía de ventanas; la humedad teñía gran parte de las paredes y la única salida parecía ser una puerta de metal que se encontraba en la pared del frente, aunque juzgando por su gran cerrojo...

-Está cerrada- aclaró Bruno, sobre la única posible salida de ese lugar.

Cuando lo mire, el seguía con la mirada baja.

-¿Qué era lo que lamentabas hace un momento?- pregunté para romper el silencio que se había instalado entre nosotros. Apoyaba mi espalda sobre la pared, para poder mantenerme derecha. Ambos estábamos sentados en el suelo, solo que él estaba arrodillado lejos de la pared, pero junto a mí.

Bruno corrió su atención hacia mí y luego la volvió hacia el techo.

-Desde que te fuiste de casa te he estado siguiendo, protegiendo de cualquier peligro que te asechaba y desasiéndome de él, sin que tu siquiera lo notaras- su confesión me dejo atónita -Te seguía cuando ibas a ese bar que era atendido por el odioso de Roberto, te observaba mientras tomabas pacientemente tu café en la plaza, te contemplaba mientras dormías y parecías un ángel, una criatura indefensa, lo hacía en todo momento- sacudió la cabeza mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro -¡Dios! estoy seguro que ya conozco cada uno de tus gestos, se que frunces el ceño mientras piensas, aunque cuando lo notas lo relajas, se que muerdes la parte interior de tu labio cuando estas nerviosa, se que duermes en posición fetal y muchos otros detalles que me interesan de ti...estos siete días, con sus respectivas noches, me han dejado conocerte, aunque tú no lo notaras- no sabía si agradecerle o sentirme asustada por su comportamiento -Y lamento todo. Lamento el golpe que te di ese día, o el casi haberte ahorcado -lo mire con cara de que la había arruinado con lo último, pero él mantenía su vista en el techo, como si se tratara de lo más interesante que hubiese visto alguna vez -Lamento haberte secuestrado, lamento haberte robado privacidad todos estos días, pero me aterraba la idea de que algo te ocurriera, cuando yo podía impedirlo, aunque bueno...- bajo la mirada y la clavo en la mía, pero luego la llevo a mis labios y remojo los suyos -Pero sobre todo, lamento si te ofendo con lo que pienso hacer, pero ya no me puedo resistir un segundo mas, fueron siete días conteniendo a la bestia, no pidas mas- dicho esto, empezó a acortar la distancia que nos separaba, mientras que yo no sabía cómo reaccionar.

No tenía muy en claro si quería que lo hiciera o no. 

Tal como él había dicho, nos conocíamos desde hacía una semana y no había sido en la mejor de las condiciones. Admitía que me resultaba atractivo, pero sentía que era incorrecto.

En ese momento nuestras respiraciones se empezaron a mesclar y supe que era el momento de parar con lo que sea que estuviese por ocurrir.

-Bruno- dije, cuando nuestros labios ya casi se rosaban.

El afectado, al oír su nombre, se separo levemente y me miro con ¿Miedo?

-¿Qué pasa?- pregunto con cautela

-Yo...creo que esto no es correcto- confesé y Bruno me miro para luego asentir como entendiendo, a la vez que se empezaba a separar.

Por su mirada, podía evaluar que se encontraba algo decepcionado, pero no me arrepentía de mi decisión.

-Bruno, de verdad me agradas, es solo que no de esa forma, apenas te conozco y...- su voz interrumpió mi discurso

-Lo entiendo Bren, entiendo que estoy quemando varias etapas, no te preocupes, es solo que como ya dije antes, desde que te vi cruzar esa puerta con Daniel, me di cuenta de que algo era distinto contigo, algo no encajaba, y luego, cuando empecé con mi "acoso camuflado"- solté una risa y el copio mi gesto -Como decía, cuando empecé a observarte, esa extraña sensación empezó a crecer mas y mas, y entonces lo comprendí todo. Sin embargo, tu aun no me conoces y estas en todo tu derecho de tratarme de apresurado, pero déjame decirte algo- advirtió mientras se acercaba a mi oído -Algún día te enamorare Brenda Robinson- su aliento chocando contra mi oreja, se sintió muy distinto a la situación con el sujeto del secuestro y eso me asustaba.

Me había prometido no volver a sentir algo por un desconocido, después de mi rompimiento desastroso con Matías había sufrido bastante, pero ahora llegaba él, y me decía esas palabras.

Tenía que ser una broma. 

¡Mañana tal vez haga maratón!

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Mi locura, tu salvación|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora