Capítulo 29

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Hoy era el día. Después de varios sucesos como otro intento fallido de asesinato a Dumbledore por parte de Draco en San Valentín, el resto de meses habían pasado con total tranquilidad. Dentro de una semana saldría de cuentas, y en poco menos de tres días el armario evanescente estaría aarreglado.

Durante todo este periodo he estado siendo estrechamente vigilada por pos retratos del despacho de Dumbledore y por Minerva, ya que si Severus parecía cercano a mí cuando faltaba ya poco para la muerte de Dumbledore, lo más seguro era que todos sospechásen también de mí.

Me desperté con tranquilidad y fui a dar de comer a mis serpientes, todo marchaba bien hasta que de un momento a otro comencé a sentir un dolor en la zona lumbar.

En un principio pide soportarlo bien sin ningún problema, pero cuando acababa de subir las escaleras para cerrar la maleta, otro dolor mucho más fuerte se hizo presente en el mismo momento en el que rompía aguas.

Intentando callarme ya que las primeras contracciones no solían ser muy seguidas, tomé mi varita y haciendo acopio de todo mi autocontrol convoqué un patrones para que le anunciase lo sucedido a Severus mientras me acercaba al retrato de Phineas del despacho.

Cuando llegué, tomé una bocanada de aire para tranquilizarse y hablar lo más claro posible.

-Busca a Dumbledore y dile que ya biene.-Dije sentándome en el sofá después de haber limpiado mi ropa con un hechizo.

Sin decir nada el retrato se marchó para poco después volver a aparecer diciendo que la ayuda estaba en camino.

Interiormente maldije la escuela por no tener permitida la aparición, ya que en estos momentos no quería estar sola.

A pesar de que mi embarazo era completamente común, sin ninguna complicación, me sentía muy asustada. ¿Y si moría en el parto como mi madre? A pesar de que el mundo mágico tiene un sistema de sanidad muy bueno podía sucederme como a mi madre, la cual tubo un parto difícil por ser mellizos y no haber podido acudir a un hospital a tiempo.

No quería dejar a mi futuro hijo sólo en este mundo, quería velo crecer como cualquier madre. Necesitaba saber que nada ni nadie podría dañarle, y si yo fallecía eso no era posible. Severus tendría que seguir como espía en las filas de Voldemort,  y mi pequeño probablemente de transformaría en huérfano.

Mis pensamientos se detuvieron en el momento en el que la puerta se abrió. En el marco de esta se podía ver a Dumbledore serio caminando hacia mí.

-¿Se encuentra bien?-Preguntó mientras me ayudaba a reincorporarme ligeramente.

-¡Por supuesto! El sol brilla, los pajaritos cantan...¡estoy a punto de dar a luz, necesito que me lleves a la enfermería ya!-Respondí variando del sarcasmo al enfado.

-Veo que sigue tan elocuente como siempre, todavía tenemos algo de tiempo.-Respondió con media sonrisa mientras me ayudaba a levantarme para caminar hasta la puerta.

-¿Y si algún alumno nos ve?-Pregunté preocupada.

-Poppy y Minerva están cada una a un lado del pasillo para impedir el paso de los alumnos, y el doctor Appleby Ya debe estar en la enfermería preparándonos todo.-Respondió con tranquilidad.

-Tu tranquilidad es exasperante.-Dije con odio debido a las contracciones.

-No es la primera vez que me lo dicen.-Respondió con media sonrisa.

Soportando los dolores, dije en para el enfermería para que la puerta apareciese justo en frente de esta.

En menos de tres segundos cruzamos la puerta de la enfermería para ver cómo se cerraba nada más sentarme en la camilla.

Perdonar nunca es fácil (2 temporada de ¿Volver a amar? Snape Y Tú)Where stories live. Discover now