Capítulo 43

3.2K 248 103
                                    

Era el uno de septiembre, y por primera vez desde hace seis años, no me encuentro tomando mi equipaje para ir a Hogwarts.

Eran cerca de las tres de la mañana, y me encontraba revisando todos los últimos avances de mis investigaciones. La experimentación con el alga de la parca se había quedado totalmente estancada, y a pesar de que Fawkes ahora acudía a mi llamado cada vez que le necesitaba (gracias a lo cual podía lograr comparar mi creación con las lágrimas de fénix) no era suficiente. 

Necesitaba lograr  finalizar este experimento satisfactoriamente o cualquiera que resultase herido de gravedad moriría.

Estaba a punto de intentar crear una nueva fórmula eliminando algunos ingredientes y aplicando métodos que hasta ahora no había usado, cuando el llanto de Sirius me sacó de mis cavilaciones.

Con rapidez, deje los papeles que estaba revisando para caminar con prisa  por todo el pasillo hasta llegar a su cuarto. Justo cuando estaba a punto de abrir la puerta con su nombre grabado, el llanto mágicamente cesó.

Rápidamente me alarmé, a estas horas nadie más que yo estaba despierto, y la habitación de Sirius estaba insonorizada, por lo que nadie deberia haber podido despertarse por su llanto. Sólo yo podía escucharlo gracias a dos aparatos muggle con los que podía oír todo lo que sucedía en la habitación donde se encontraba uno de ellos. Este aparato que Beth me había regalado había sido muy útil hasta ahora.

Con precaución, alcé mi varita para abrir la puerta, encontrándome con una silueta completamente cubierta de negro, que claramente destacaba con Sirius, el cual estaba vestido con un baby de color blanco.

Con una sonrisa, dejé que mi varita cayese al suelo para de dos pasos acercarme a Severus Y con cuidado de no molestar a Sirius, abrazarle para después besar sus labios.

-¿Cómo has entrado?-Pregunté sonriendo aún más cuando rompimos el beso.

-Mañana es mi primer día como director y necesitaba ver a las dos razones por las que estaba haciendo todo esto.-Respondió tranquilo dejando a Sirius en su cuna.

-Te he echado de menos.-Dije sonriendo mientras Severus rodeaba mi cintura con sus brazos y yo hacía lo mismo con su cuello.

Sin decir nada más nos unimos en un beso cargado de pasión. Por fin estaba de nuevo entre los brazos de Severus. Por fin había vuelto  casa.

Cuando nos separamos por falta de aire volví a abrazarle con fuerza. Sabía que esto no duraría eternamente, pero me costaba aceptar la idea de que dentro de una hora, unos minutos o un día se marcharía para estar durante todo un curso alejado de mí, sin poder siquiera mandarle una lechuza.

Mi abrazo, como es natural fue devuelto, haciendo que el momento en el que nos encontrábamos detuviese el tiempo en nuestras mentes, a sabiendas de que era imposible detenerlo realmente.

-¿Cómo ha estado portándose Sirius?-Preguntó después de besar mi coronilla para romper el abrazo y ambos observar al bebé en su cuna, el cual estaba sonriendo mientras miraba el móvil con colgantes de palomas de cristal de colores que colgaba de su cuna.

-Bien. Es muy dependiente de mí y no le gusta que nadie exceptuándome a mi le calme cuando llora, aunque veo que le pasa lo mismo con su padre.-Dije con una sonrisa alargando mi mano para acariciar su cabello.

-Ya tiene cinco meses.-Comentó Severus mirándolo fijamente, acto que hizo que Sirius lo contemplarse y riese.

-Sí, aunque parece saber quién es su padre.-Respondí con una sonrisa.

-Dudo que lo sepa.-Respondió serio.

No necesitaba forzar su mente para saber que se culpaba por no poder estar todo este tiempo con él, y sobre todo, detestaba no saber cuando podría hacerlo.

Perdonar nunca es fácil (2 temporada de ¿Volver a amar? Snape Y Tú)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz