Examenes Chuunin: el examen escrito.

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Tras dos meses intensivos de ejercicio, se podía apreciar que la grasa de bebé había desaparecido de él, dejando un cuerpo más de un adolescente que de un niño de trece años, aunque para su desgracia, seguía siendo de baja estatura, cosa que a Akeno le encantaba, ya que se refería al chico como como su “chibi más Kawaii”, cosa que terminaba con la azabache estirando de las mejillas al rubio, el cual solo podía mirar como su compañera lo utilizaba como muñeco. Siempre que esté se negaba, la chica lo manipulaba llorando falsamente.

Sale del baño y saca su ropa del armario. Se pone unos pantalones ANBU negros junto a una camisa de manga corta de color azul oscuro y el guante negro en su mano derecha. La banda se la pone en el brazo izquierdo y para terminar se pone sus sandalias ninja azules.

Tras verificar que todo está en orden, sale de su cuarto, el que era de sus padres, y baja al comedor para encontrarse con la misma escena desde que todo su equipo se mudó a su casa. Ryū por los suelos llorando mientras Akeno le daba golpes y Anko se comía sus dangos. Esa era y es la escena de todas las mañanas en la casa del Uzumaki, el cual ya estaba más que acostumbrado.

Se sirve un poco de zumo de limón y un par de tostadas.

Anko:bien, mis mordisqueables genins–los tres miran a su sensei, que se está terminando su último dango, por ahora–. Es la hora. Debéis dar a conocer los resultados de este arduo entrenamiento que hemos hecho.

Akeno:¡pero si usted se tira todo el día comiendo dangos, Anko-sensei!

La pelimorada lanza una mirada hacia su alumna, que se queda callada mientras infla los mofletes y aparta los ojos de ella, cosa que hace reír a Ryū que, para su desgracia, la azabache escucha y le da una paliza de nuevo.

Anko:da igual–mira a Naruto unos segundos, y sonrie–. Naruto. Si durante los exámenes alguien da a tus rivales datos tuyos, dará los que tenías con el equipo 7, por lo que demuestrales cuanto has crecido.

Con Sasuke

Uchiha Sasuke, se encontraba apoyado en la pared, esperando a sus dos compañeros de equipo, Haruno Sakura y Sai, un joven carente de emociones, pero con un gran nivel, casi a la par de el mismo.

Desde la marcha de se ex compañero, Uzumaki Naruto, se sintió extraño, como si le faltara algo, pero lo oculto entrenando hasta la extenuación. No por nada era un Uchiha, además de que quería ser chuunin de una vez, para dejar los equipos de tres y poder liderar los suyos propios.

Su madre le había contado sobre los exámenes que ella paso, por lo que estaba algo preparado para estos.

El primero en llegar, fue Sai, tan tranquilo y carente de emociones como siempre, con su rostro pálido pelo negro y ojos negros, casi se parecía a un Uchiha, pero no lo era. A la espalda, lleva un pergamino enorme que es el que usa con su arte ninja de dibujos.

Se para al lado del Uchiha, pero no se saludan, solo se miran detenidamente hasta que llega la pelirrosa, con su sonrisa de siempre.

Una vez reunidos los tres integrantes del equipo 7, estos se dirigen a la academia, sin dirigirse la palabra entre ellos.

Sakura va pensando en el rubio. Hace ya dos meses que no lo veía, eso por alguna razón, la afectaba. No lo entendía, pero desde que él se marchó, nada para ella fue igual. De hecho, desde ese día, la actitud de fan girl de la joven, desapareció. Solo la usaba cuando estaban reunidos con los demás, para tapar su tristeza ante la mirada analítica de Ino y los otros, aunque a ella no le importaba nada.

Una vez llegaron a la academia, subieron hasta el segundo piso, donde vieron a un montón de gente intentado entrar al aula 301 (no me acuerdo si es esta la del examen), la cual era custodiada por dos genin que no dejaban pasar a nadie.

Uzumaki Naruto: El Jinchuriki PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora