Si sus instintos no le fallaban, el sonido de la ducha le haría creer al intruso que Viktor ya se estaba duchando, así que este lo atacaría por sorpresa. Rogando que así pasara, el ruso cerró la cortina para recrear la escena, cargó el arma y se apegó a la pared junto a la puerta, en el lado de las bisagras. Estaba convencido de que aquel sujeto entraría abriendo la puerta lentamente para no alertarlo, si eso ocurría, la puerta lo taparía de la vista del asesino, dándole la ventaja.

Tal y como lo predijo, la puerta se abrió cuidadosamente y no en su totalidad, por lo que Viktor quedó completamente oculto tras esta. Asomándose lentamente, el ruso pudo ver a su atacante por la espalda. No lo reconocía, pero no necesitaba ser un genio para saber que era uno de los hombres de Yakov. En silencio, apuntó directo a la nuca de aquel sujeto y, justo en el momento que el intruso abrió la cortina, Viktor disparó, sin vacilar, dándole directo en la parte posterior de la cabeza. Una de sus preocupaciones era que la bala saliera por el frente, si eso ocurría, había una pequeña posibilidad de que aquel tipo quedara con vida, ya que el cerebro podría no inflamarse gracias a la descompresión de la salida de la bala. Por lo que Viktor no dudó en asegurarse de acabar con ese hombre y, en fracción de segundo, bajó el arma y le apuntó al corazón con total precisión antes de disparar. Si bien era realmente difícil darle al corazón desde la espalda de una persona, la experiencia le jugaba a favor. El cuerpo del intruso cayó hacia adelante, quedando con la cabeza y el tronco dentro de la tina y las piernas fuera de esta. En cierta forma, Viktor se sintió más tranquilo al ver que la primera bala se había quedado dentro del cerebro del infiltrado.

El alivio de haber logrado acabar con aquel tipo solo le duró unos segundos, ya que recordó que Yuuri estaba en la mansión y que, probablemente, más asesinos hubieran entrado. El cargador de la pistola estaba lleno antes de que matara a aquel sujeto y, si mal no recordaba, ese modelo traía diecisiete tiros más uno. No tenía idea de cuantos bastardos más habría dentro de la mansión, pero no podía darse el lujo de fallar tiros; su precisión debía ser perfecta para salvar a su esposo.

Dejando el agua de la ducha dada, Viktor se quitó los zapatos para que sus pisadas fueran insonoras. Aunque hubieran sido aquellos sujetos quienes se infiltraran en la mansión sin dar aviso, muchos factores estaban a favor del ruso, como el hecho de que, al ser de noche, solo había luz en la sala donde Yuuri lo estaba esperando. Todas las demás habitaciones, las escaleras y los pasillos estaban a oscuras. Aquello le venía como anillo al dedo.

En medio de la oscuridad y sin hacer ruido, llegó al costado de la puerta, nuevamente junto al lado de las bisagras. Aquella puerta se encontraba entreabierta, pero con el espacio suficiente para que una persona ingresara al salón sin tener que abrirla más. Aun así, no podía asomarse sin conocer la ubicación exacta de sus enemigos. Cerrando un ojo, observó por la rendija del costado, entremedio de las bisagras, y el corazón casi se le detiene cuando vio que Yuuri estaba de rodillas en el suelo, con una mordaza en la boca y sus manos esposadas por el frente. Viktor puteó internamente al darse cuenta de lo jodida que era aquella situación. El pelinegro era vigilado por dos sujetos y, para rematarla, ambos tenían una pistola en la mano. Seguramente era para intimidar a su japonés y que este no intentara escapar.

El ruso sabía que la situación se tornaría realmente complicada. Podía matar a uno de ellos en cuanto se asomara, pero temía al movimiento que podía realizar el otro. Dos opciones venían a su mente y ninguna de ellas le gustaba. El tipo podía dispararle a él, por lo que tendría que esquivar los tiros de alguna manera y una balacera se desataría inminentemente, y la otra opción era que, aquel sujeto usara a Yuuri de escudo y encañonar su cabeza para forzar a Viktor a deshacerse de su arma. No había forma de acabar con esto de forma pacífica y no tenía tiempo para pensar. Chris y los niños podrían volver antes de lo planeado y si eso llegaba a ocurrir, no habría forma de salir bien de esa situación. Tendría que actuar ahora e intentar hacer que su esposo no resultara herido o muerto.

Death's Diary (Victuuri) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora