El abogado turbio (R#5)

112. Muy en el fondo

Carter

Estoy dolido. Siento como si me hubieran agarrado el corazón y me lo hubieran estrujado. El dolor en mi pecho es tan fuerte, que siento que me ahogo. No tiene importancia, porque no es como si alguien tendría la sensación de preocuparse por mí.

Porque... ¿Para qué quererme? No tendría sentido.

Toco la tumba de mi hija mientras me mantengo sentado en el suelo y las lágrimas siguen cayendo por mi rostro.

―Primero tú... te conviertes en un ángel, mi pequeña Marian, y ahora...

No tiene sentido. Quizás, el universo siempre estará en mi contra. No merezco tener cariño, nací para ser odiado.

―Ese es mi maldito destino ―Continúo sollozando.

―Carter... ―Oigo a un costado y me sobresalto.

La ignoro, sé quién es, pero yo sigo en mi mundo de negatividad. Siento la mano de Amelia en mi hombro y ella se agacha hasta mi altura, pero al ver que no le contesto, termina por sentarse a mi lado.

―Carter... yo... ―Me observa con preocupación ―quería decirte, que sea lo que sea que este pasando por tu mente ―Me sonríe ―estoy aquí.

Giro mi rostro a observarla.

―¿Lo sabías...? ―Se mantiene callada cuando hago una pausa ―¿Sabías lo de Elías?

―Hace poco... ―expresa de manera lenta ―yo... quería que Anahí te lo dijera, pero no lo conseguí ―aclara ―. Es lo que corresponde y te debe una explicación.

Vuelvo mi vista al frente.

―Ya no importa.

―Claro que importa ¿Por qué dices eso?

―Porque no importa ―repito.

―Carter...

―De todas formas ―la interrumpo ―no tiene sentido. Anahí, tiene razón... ―Tomo aire y suspiro ―solo protegió a su hijo de mí.

―¡No digas estupideces! ―Me golpea en el hombro ―¡Ni que fueras un monstruo!

―Cállate y déjame solo.

―No voy a hacer eso ―expresa determinada y me agarra del brazo ―. Ya has estado demasiado tiempo solo.

Sus palabras generan que más lágrimas salgan de mis ojos. Muy en el fondo sé qué necesito de su compañía.