44. Merecido amor

8.9K 613 62
                                    

Amelia

Termino de secar mi cabello, me pongo la ropa interior y la bata. Salgo del baño, buscando mi otra ropa y visualizo como Carter se queda acostado, mirándome con una sonrisa pegada al rostro.

―¿Te vas a quedar ahí tirado todo el rato o qué?

―Depende ―Levanta un poco de la manta que lo cubre y mira su cuerpo desnudo que está debajo ―. Todavía esto sirve, yo haría un round dos.

―Sueña ―me burlo y levanta la vista nuevamente, quedándose otra vez, como si estuviera hipnotizado. Me hace una seña para que me acerque ―¿Qué? ―Camino hasta él y me siento a su lado.

―Estuve viendo un programa de lo más extraño hasta hace un rato... ―Piensa lo que sigue, por lo tanto tarda un poco en continuar ―pero no tengo amigos y necesito un consejo.

Sonrío.

―Adelante, la psicóloga te escuchara ―Jugueteo con mi cabello.

―No me vas a cobrar, ¿cierto? ― bromea.

―Quizás ―Me río ―ahora dispara.

―Dicen que las personas cambian cuando están enamoradas ¿Tú que crees?

―Ciertamente es natural sentirse diferente ―Hago una pausa al reaccionar ―¿Por qué lo preguntas?

―Estaba pensando ―expresa seriamente.

―¿Acaso crees que te gusta alguien pero no estás seguro? ―Frunzo el ceño comenzando a sentir celos de una desconocida.

Baja la vista y explica haciendo pausas.

―En realidad... se me ha cruzado esa idea por la cabeza... pero es ilógica.

―¿Por qué? ―Me mantengo profesional ante su contestación ―El amor es ilógico ―Sonrío ―viene cuando uno menos lo espera y no por eso es malo, todos merecemos ser amados alguna vez. Es la naturaleza humana, no hay razón para no creerla ―explico.

Se ríe.

―La señorita psicóloga tiene las respuestas ―Apoya su cabeza en su mano, poniéndose más cómodo.

―No siempre, yo también me equivoco, es parte de vivir, es muy normal.

―Y bien señorita psicóloga, ¿no me va a preguntar quién es la afortunada? ―expresa con altanería.

―No, eso es parte de tu vida privada ―Giro la vista para no mirarlo, pareciera como si me provocara y lo está logrando.

―Pero los psicólogos tienen eso del secreto profesional, ¿o no?

―No soy tu psicóloga y no me interesa saberlo ―exclamo molesta.

―Ah pero yo quiero decírtelo.

Intento levantarme, pero él bloquea mi movimiento, tironea de mi mano y caigo a la cama otra vez.

―¡Te dije que no quiero saberlo!

Forcejeo cuando se sube sobre y de repente se acerca a mí oído para susurrarlo.

―Tú.

Me quedo paralizada ¿Qué acaba de decir? ¿Escuché mal? ¿Tan sorda estoy? Dijo que yo soy esa persona. Siento mis mejillas arder y mi corazón acelerarse a gran velocidad.

Esto está muy mal, él acaba de decir que le gusto y yo lo ayudé a que lo haga. Lo peor, tengo emociones peleando en mi cerebro.

La culpa y las mariposas en mi estómago. Voy a terminar tremendamente mal.

El abogado turbio (R#5)Where stories live. Discover now