93. La voz quebrada

7.8K 479 14
                                    

Amelia

Miro al techo, una vez que me cubro con la manta. Giro la vista a Carter que está haciendo lo mismo.

―¿En qué piensas? ―pregunto.

Su verde intenso, se mueve y me observa, luego sonríe.

―En nada, ¿y tú?

Frunzo el ceño.

―No puedes estar pensando en nada.

Rueda los ojos.

―Eres psicóloga, deberías saber que sí se puede.

―¿Y tú qué sabés de los psicólogos?

Vuelve a sonreír.

―Eres una gruñona, ¿sabías?

―Sí, lo admito ―expreso tranquilamente y él hace una carcajada ―y tú deberías admitir que te comportas como un niño ¿Ya me has perdonado o seguimos jugando tus juegos perversos?

―Cállate Amelia, estoy durmiendo ―Se cubre la cara con la manta.

―¡Eso es trampa! ―le recrimino e insisto ―¡Oye, respóndeme! ―Tironeo la sabana, pero no me deja moverla ―¡No seas cobarde! ―me quejo.

―No puedo perdonarte... ―Escucho en tono bajo y dejo de jalar la manta.

―¿Por qué? Y mírame cuando te hablo ¡Quita eso de tu cabeza! ―vuelvo a reprenderlo.

―No quiero.

―De verdad pareces un niño ―opino y me siento ―¿Qué ocurre? A ver, cuéntame.

―No me vengas con psicoanálisis ahora.

―¡Venga, es gratis! ―Me río ―¿Por qué no? ―digo en un tono más relajado.

Se forma un silencio y aunque tarda un rato en responder, algo no va bien.

―No puedo perdonarte porque... no me siento seguro.

Su tono suena dolido y se me parte el corazón. Ahora entiendo porque se ha cubierto la cara. Su voz está quebrada, no debí haber insistido.

―Carter... ―Acerco mi mano lentamente a la altura de su cabeza ―tú... eh, lo siento, no quise...

―Demasiada charla ―Se sienta y se refriega los ojos.

Rápidamente se levanta y va hasta el baño, cerrando la puerta de un portazo.

Quedo atónita, no sé qué pensar. Esto es más profundo, debería ir con cautela. Puede que esa inseguridad, sea más grande de lo que parece.

El abogado turbio (R#5)Where stories live. Discover now