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¿Por qué creyó que sería así de fácil? ¿Por qué creyó que por amor las cosas cambiarían, que todo se volvería repentinamente bueno en su vida? ¿Por qué creía que no seguía, y seguiría toda su vida, siendo un jodido esclavo de sus propias armas?

Lo primero que sintió Yoongi fue una gota sobre el dorso de su mano. Como su novio yacía acostado sobre él, temió que se hubiera quedado dormido y le estuviese cayendo la baba. Sin embargo, cuando vió abajo y descubrió la mancha de sangre, soltó un respingo.

-¿Qué sucede? -Jimin levantó la cabeza de su pecho y luego empalideció-. Y-Yoongi... estás sangrando.

-¿Qué? No -el muchacho se tocó la nariz y vió su mano manchada de su propia sangre. Se le revolvió el estómago-. Mierda...

-¿Qué...? Yo... -el muchacho boqueaba. Y es que Jimin era ingenuo, pero no era nada estúpido. Se puso serio de repente y se levantó, tomando su mano para arrastrarlo con él-. Vamos al baño, a ponerte algo de algodón.

-Estoy bien -Yoongi se soltó y caminó hasta el pequeño baño de la planta baja. Se metió y cerró la puerta, cerrando los ojos con fuerza y recargándose sobre la misma.

-¡Yoongi! ¡No seas así! -chilló Jimin del otro lado, moviendo sin éxito el picaporte.

-Déjame sólo un rato, Sunshine. ¿Sí? -Yoongi apretó los labios y abrió los ojos, contemplando su demacrado reflejo en el espejo. Su nariz no paraba de gotear, así que se apresuró a estirar una mano hacia el papel higiénico, hacer un bollo enorme y aplastarlo contra su cara-. Estoy bien.

-¡No estás bien! ¡Estás sangrando!

-Es sólo un poco de sangre. ¿Quieres darme unos minutos, nada más?

Jimin pareció desistir, porque pronto su silueta borrosa por el cristal de la puerta del baño se marchó. 

Yoongi suspiró en paz, o con toda la paz que pudo reunir en un momento como ese. Insultó al aire, entre murmullos, ¿¡por qué justo ahora, de todos los momentos, se le daba a su nariz por sangrar!? ¡Maldita sea!

Sus frente se puso sudorosa, sus manos temblaban.

No. No otra vez, por favor...

Sus dientes castañearon, sentía mucho frío. Sus ojos le devolvieron una mirada desesperada desde el espejo.

Por favor, por favor...

Mordió su labio inferior con tanta fuerza que se lo partió, y metió su mano en la chaqueta. Observó el envoltorio traslúcido, pensando en el momento en el que había arrojado su segundo cigarrillo al suelo. Pensaba, estaba casi seguro, de que Jimin iba a ser su cura, que iba a distraerlo. Pero, ¿ésto? Era una tortura, no podía sacárselo de su cabeza. Y es que no era algo emocional, ni mucho menos: su cuerpo se lo pedía. Su cuerpo le rogaba, le suplicaba, que la probara. Sólo un poco. Sería sólo un segundo...

Yoongi hizo una mueca de desesperación, odiándose a sí mismo. Odiándose a él, y a Kan y al tipo que lo había traído a Seúl. Bueno... no, no se arrepentía de todo; pero ésto era una jodida mierda y ya no lo soportaba más.

Abrió la bolsita y metió el dedo, para luego poner la sustancia entre su labio superior y sus encías. Cerró los ojos momentáneamente, sintiendo el amargo sabor y cómo se le iba por la saliva hasta las venas. Tembló, desesperado, y puso más.

-Yoongi -murmuró una vocecita detrás suyo.

El peliverde subió la vista de golpe, viéndolo detrás de sí por el espejo. Se giró lentamente y vió como su novio fijaba la mirada en lo que tenía entre las manos y luego su boca.

My Sweet Prince [Namjin// Yoonmin// Vhope]©Where stories live. Discover now